Para María Isabel Mena los diversos senderos, calles y espacios comunes que ha recorrido en su vida tanto física como espiritualmente, le han permitido construirse desde los sentires de sus ancestros, desde las necesidades de los más pequeños y el amor de su familia. Y es que esta mujer nacida en El Bagre, Antioquia, descata por su cabello afro, el cual vive a través de diversos peinados y uno que otro turbante. Además, por la energía y positividad de su personalidad, por el liderazgo que requiere su presencia. Y sí, por su tono de piel, del cual siempre se ha sentido orgullosa y hoy en día es motivo de sus sueños personales y profesionales. 

María Isabel es Licenciada en Historia de la Universidad del Valle, Magíster en Investigación Social Interdisciplinaria, en la Universidad Distrital, doctoranda de la Universidad Pablo de Olavide. Actualmente, para el Programa Inclusión para la Paz de USAID, implementado por OIM, representa una aliada, un referente étnico y una vocera desde la etnoeducación, la Cátedra de Estudios Afrocolombianos y los estudios raciales en Colombia.

Con una voz emocionada y con mucho cariño, expresa que ha tenido tres momentos que han marcado su existencia, la han conmovido y le han permitido impulsar sus acciones en pro de la etnoeducación en Colombia. Hoy, cuenta con la fortuna de haber documentado a través de fotografías estos valiosos momentos, los cuales, desea compartir con nosotros a continuación.

 

El museo del hombre en Brasil

Hace más de un año, María Isabel fue invitada a Brasil a ser ponente de un evento etnoeducativo que tenía como eje hablar acerca de la atención que recibían los niños y niñas en las guarderías universitarias, pues en diferentes ciudades del país, se acoge el derecho de que las madres puedan tener a sus hijos cerca durante toda su etapa de crecimiento. Es por esto, que diferentes universidades brindan cuidado y educación para los hijos de los estudiantes y trabajadores.

Durante su estancia en además de participar en dicho encuentro en Londrina y en Rio de Janeiro, María Isabel tuvo la oportunidad de visitar el Museo del Hombre con una gran amiga nacida en este país, con sentimiento en su voz cuenta “Tuve la oportunidad de visitar el pabellón dedicado a la esclavitud y a las expresiones religiosa, me emociono mucho la dimensión de Brasil, puesta en sus manifestaciones religiosas, entonces sin lugar a dudas están los cariocas, el vudú, las imágenes alegóricas a la espiritualidad, allí estaba representada toda esta África que llega a Brasil, que se queda y que lo impacta y que reverbera en la samba (música), en las formas de vestir, en todo.”

 

 

Los archivos de Sevilla, España

Para María Isabel, Sevilla fue conmovedora, una experiencia que la hizo atravesar muchas emociones en poco tiempo y que la llevó a sentirse muy alegre en un evento compartiendo con muchos colegas de África, América y Europa, pero también el archivo de Sevilla huele a  tristeza, porque el archivo  representa uno de los sitios más completos de la documentación de la esclavitud, entonces todo historiador aspira a visitarlo así que fue muy importante entrar a ese lugar y es inevitable narrar: “Sevilla fue…estremecedor, huele a dolor, huele a violencia, huele a color… entonces fue como ¡Wow!, impactante, desde el ese olor que guarda la ignominia del imperio español, caminar por todos esos folios, expedientes… era como sentir en carne viva a mis ancestros. Fue tener la oportunidad de entrar, y no solo ir a ver los legajos y hojas, fue sentir un pocotón de sentires que afloran en la piel, porque los archivos son una caja de la memoria, que representa toda nuestra historia.”

Cada folio, cada expediente, fue una oportunidad dolorosa, pero de aprendizaje, en la que María Isabel pudo conocer más sobre como marcaban a las personas que iba a ser sometida a prácticas esclavistas, además, como las vendieron, bautizaron y todo el proceso que vivieron para despojarlas de su tradición, de su propia vida. En otras palabras, el archivo de Sevilla es el testimonio colonial, guardada celosamente en ese gran edificio.

“Siempre pensaré en un asunto que va a ocuparme gran parte de mi energía vital, y es en qué momento vamos a preparar este tema – el de todo el proceso de esclavitud al que fueron sometidos nuestros ancestros- para ser contado en las escuelas, en los colegios, en las universidades, con el objetivo y la misión de que toda está realidad sea menos lejana para todos y cada uno de nosotros.” María Isabel Mena

 

 

Una sonrisa con Madiba…

Desde que inicio África en la Escuela – iniciativa liderada por María Isabel, la cual une a diversas voces interesadas y autorizadas en los estudios de África y sus descendientes en la institución educativa -, este evento ha sido relevante a nivel nacional e internacional, pues permite dialogar acerca de “como toda la gama de conocimiento que tienen nuestras comunidades, se toma la escuela para hacer de ello un mejor lugar para los renacientes de la negritud”, expresa María Isabel.

En el marco de uno de los eventos de África en la Escuela, Dora Maturana, compañera de activismo de María Isabel, llevó a su hija, llamada Madiba, a quien María Isabel aprecia mucho y siente que es una de esas historias cercanas de niñas que están teniendo u proceso identitario diferente al estar rodeada de referentes, ejemplos y discursos positivos para su etnia. La foto que ustedes ven aquí es la compañía de Madiba y de otros niños y niñas que están esperando que la escuela, les restituya su historia de Africa.

Cabe resaltar que estos tres momentos han traído al corazón y la corporalidad de María Isabel, felicidad, dolor, inquietud, tristeza, ternura, anhelo y sobre todo una fuerte pasión por cambiar realidades, las de Colombia.

“Mi gran preocupación cuando estoy en los archivos, en los museos, en bibliotecas, en los encuentros de discusión colectiva, siempre son los niños y niñas, los estudiantes del sistema educativo. Es una pasión por hacernos responsables de que las próximas generaciones de profesionales tengan que mirar a su pasado y su renacer, para poder ejercer sus derechos antes de su profesión.”

 

 

Más motivaciones para seguir con África desde la escuela…

“Lo que deberíamos hacer en cada hogar, en cada escenario público es honrar esa memoria africana para que jamás se repita el holocausto. Porque sabemos que el impacto que tiene sobre nuestras niñas y niños esas ideas estereotipadas son muy fuertes, crecer en ambientes que los ridiculizan, en los que les dicen que su pelo es feo que ese tono de piel es tal cosa, que su nariz es de olleta, que sus labios son de carbón y que hay algo malo con ellos.”

De igual forma, María Isabel expone que es vital que se logren unir en Colombia diversos académicos, estudiosos e investigadores que se acerquen al mundo de los niños y niñas afrodescendientes, y que desde allí indaguen y brinden un contexto mucho más sólido y real para avanzar. Asimismo, que existan indicadores que den cuenta del impacto que está teniendo la catedra de estudios afrocolombianos en la construcción de identidades de los jóvenes, niñas y niños.

“El día que Colombia de una manera muy valiente cuente toda la historia de nuestra esclavitud, de la manera en que nuestra gente se liberó, todas las angustias que tuvo que pasar para liberar a sus familias, el papel de las mujeres en todo esto, entre otros, ese día seremos una nación mucho más completa, mucho más humana.”

Todos estos sentires y motivaciones son los que han llevado hoy en día a María Isabel a impulsar y llevar a través de diferentes países la iniciativa África en la escuela, la cual, se ha destacado por lo que para las personas, instituciones educativas, esferas políticas e incluso hogares significa “el color de piel”, pues no debe ser solo uno, deben ser todos aquellos que representan las identidades de todos.

 

 

Viviendo la herencia africana en casa…

En medio de risas, y sonrisas de esas que achican los ojos y los hacen brillar, María Isabel nos cuenta que durante este tiempo de aislamiento y cuidados en el hogar, vive junto a su familia la herencia africana, a partir del constate dialogo e intercambio de experiencias o como ella lo llama “semillero de racismo y discriminación racial permanente en el hogar”, lo cual les ha permitido seguir creciendo como familia desde sus valiosas diferencias y personalidades.

Lo cierto es que a partir de estas tres vivencias, además, de las intervenciones y acciones positivas que ha desarrollado María Isabel Mena en países como Colombia, Ecuador, Cuba, Kenia, SudAfrica México, Brasil y España, su vida es hoy un acto de resistencia y resiliencia, la cual lleva la vocería de una mujer transversalizada por la herencia, espiritualidad y saberes de África en la diáspora afrocolombiana. Los cuales están siendo expresados a través de África en la Escuela, hoy en día un referente para la etnoeducación latinoamericana.