Cuando Rubén Soto llegó a Jardín Tamaná, en Cáceres, Antioquia, lo primero que se compró fue una linterna. Era indispensable para salir en las noches, porque este corregimiento, a orillas del Río Cauca, no contaba con servicio de luz. 

Rubén arribó allí hace 37 años, precisamente de la mano de una empresa que estaba instalando la electricidad en esta región, así que puede decirse, que de algún modo llevó la luz a Tamaná. La compañía se iría después de dejar la red eléctrica funcionando, y él quedaría como auxiliar de servicio, para atender cualquier novedad que pudiera presentarse. 

Había pensado por varios días si tomaba el trabajo o no, a unas seis horas de su natal Medellín, y en una zona con muchos problemas de orden público. Pero lo ilusionó saber que viviría al borde de la troncal que conduce a la Costa Atlántica, a pocas horas del mar, y donde tendría más posibilidades de adquirir una casa propia con Beatriz Valencia, su esposa, y su hijo recién nacido. 

Primero estuvo solo, y al cabo de un par de meses se unió el resto de la joven familia. Beatriz recuerda que el calor no la dejaba comer, que a los pocos días el niño se llenó de ronchas y que a Rubén le dio paludismo. 

Sin embargo, todas estas dificultades hicieron que se integrarán fácilmente con sus vecinos. “Entre todos nos ayudábamos, siempre hemos sido muy solidarios”, recuerda Beatriz, que hoy es una lideresa abanderada por los derechos de las personas mayores y en condición de discapacidad. 
“Tenía un amigo que fue un gran líder, y que asesinaron hace varios años. Él, por ejemplo, lideró la construcción de una parte del colegio. Para eso cada vecino donaba un ladrillo o dos. Él también consiguió el lote para el polideportivo. Nos inspiró a ser líderes”, afirma Rubén, que hoy es el presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Miraflores, en Jardín Tamaná.

El proyecto UNIDOS

El proyecto UNIDOS
 
Las costumbres de solidaridad entre vecinos quedaron instaladas entre los jardineros, como se les llama a los habitantes del corregimiento, pero no los eximieron de los problemas de seguridad que han agobiado esta zona del país durante años. La situación, hizo que la Dirección de Carabineros y Protección Ambiental (DICAR) de la Policía Nacional, priorizará el barrio Miraflores, para participar en la tercera fase del proyecto UNIDOS.

El Proyecto, liderado por la DICAR, financiado por la Sección de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley (INL) de la Embajada de los Estados Unidos, e implementado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ha contribuido a la construcción de confianza, el mejoramiento de la convivencia pacífica y la prevención de la violencia rural, desde un enfoque comunitario y de derechos humanos.

Para lograrlo, los carabineros realizaron actividades que los acercaran a Miraflores. “Se hicieron jornadas de prevención del uso de la pólvora, encuentros con los niños y sancochos comunitarios”, cuenta Beatriz. 

 

La lucha contra el consumo de sustancias sicoactivas

Después de las actividades de construcción de confianza, los carabineros se reunieron con los habitantes del barrio, para conocer cuáles eran los principales problemas de seguridad y convivencia que enfrentaban, pero también los capitales sociales y los factores protectores con los que contaban. Salieron varios temas a flote, pero todos coincidieron que el que más les preocupaba era el del consumo de sustancias sicoactivas. “Acá los niños están empezando a consumir desde muy pequeños”, explica Rubén.Identificaron el problema y unieron esfuerzos con la Policía Nacional. Hicieron conjuntamente una hoja de ruta, tocaron las puertas de otras instituciones locales, y lograron que les organizarán ferias de servicio para el fomento del uso adecuado del tiempo libre, capacitaciones en economía solidaria y fortalecer los grupos de danzas y deportivos del barrio. Adicionalmente, el plan de trabajo contempló la construcción de una caseta comunal y de un parque infantil, que serán entregados a la comunidad el próximo 5 de marzo.
 

“Somos el primer barrio de Jardín que tiene su caseta. Es muy importante porque antes nos tocaba pagar $60.000 para que nos prestaran la iglesia para cualquier reunión. Además, allí podremos dictar cursos a nuestros jóvenes, podrán hacer sus ensayos de danzas y con el video beam que nos dio el Proyecto, podremos proyectar películas en las tardes”, exclama con emoción Beatriz.

Finalmente, el plan de acción también contempló la realización del festival ‘Radiocuentos para un mundo mejor’, en el que los carabineros lideraron una sensibilización con jóvenes sobre varios temas, como el consumo de sustancias sicoactivas. A partir del encuentro, los jóvenes escribieron relatos en los que imaginaba otros caminos posibles, lejos de las drogas y de los grupos armados. Estos cuentos los socializaron con la comunidad y lo convirtieron en piezas radiofónicas que se difundirán en las principales emisoras del Bajo Cauca. 

Rubén no duda que, todo el proceso con el proyecto UNIDOS, que lleva más de más de un año, ha cambiado el relacionamiento de la Policía Nacional con la comunidad y le ha permitido seguir trayendo luz a Tamaná. “Antes no les dábamos ni el saludo, ahora sí nos sentimos con la confianza de acercarnos a ellos para comentarles nuestros problemas. Son los aliados que nos hacían falta”, explica.  

La lucha contra el consumo de sustancias sicoactivas
SDG 16 - PAZ, JUSTICIA E INSTITUCIONES SÓLIDAS
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES
SDG 17 - ALIANZA PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS