Un líder que confía cree en las segundas oportunidades y que, a través de la resiliencia, ha mantenido inquebrantable su espíritu de servicio. Hoy le sigue apostando a la paz de su territorio mediante el diálogo y del trabajo con su comunidad.

En los Montes de María, un lugar donde los verdes de sus bosques se funden con el azul del cielo y cada atardecer parece un poema, se esconden historias de resiliencia que han escapado a las noches de violencia. Allí la esperanza ha vuelto a renacer en las manos de campesinos que nunca se han doblegado. Es el caso de Osvaldo Rafael Valdés, un líder comunitario que ha dedicado su vida a trabajar por un territorio en paz. 

Tiene 48 años, con una alegre sonrisa y un entusiasmo que contagia desde el primer momento. Se declara poeta, compositor y un frustrado jugador de fútbol profesional.  Afirma con decidido convencimiento que su corazón siempre lo ha guiado por el noble propósito de servir, a pesar de que en varios momentos de su vida los actores armados, lo han señalado, amenazado y muchas veces lo han obligado a desplazarse de su tierra.  La añoranza de paz ha estado presente en su vida siempre.  Una evocación que ha plasmado en sus versos.

 Osvaldo Rafael Valdés Un poeta de la paz en los Montes de María

“…Si mi vida, si mi vida
a la paz contribuyera
Yo la daría, yo la daría
para que cese la violencia…

Vive lejos del ruido, en los pliegues de una montaña que la atraviesa una carretera destapada que cubre de polvo las motos que pasan de manera fugaz.  En un pequeño pueblito llamado San Isidro Labrador.  Allí, junto con sus compañeros y compañeras de la Asociación Mujeres Unidas de San Isidro AMUSI, ha construido su liderazgo y ha hecho realidad un proyecto productivo que hoy sobre sale en medio del conflicto. 

Aunque para algunos la pandemia acabó con los sueños, para él y su comunidad fue la oportunidad de encontrar una solución que contribuyera a frenar la deforestación de su entorno.

Inicialmente su idea era sembrar ñame y árboles para reforestar esas tierras, en las que los Montes de María han sido uno de los más afectados por la comercialización ilegal de madera. Recuerda con orgullo, que él y algunos miembros de su comunidad acudieron a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y presentaron un proyecto que resultó ser elegido y financiado.

“Nos esforzamos mucho concretando la propuesta. Después de un tiempo logramos el sí. Que nos dijera que era viable nuestro sueño. Eso nos llenó de júbilo. Creo que fuimos creativos porque hasta aquí vino el director. A los pocos días de que nos aprobaran la iniciativa, llegó la pandemia. Nosotros estábamos en pañales, así que cuando nos dijeron que quedaba suspendida, casi morimos. Entonces nos reunimos y analizamos todo. Luego decidimos decirles que por aquí no había llegado ese bicho y que no iba a llegar. Que aquí lo que teníamos era aire y cielo abierto, así que podíamos y queríamos trabajar”.

Fueron tan contundentes sus palabras y su convencimiento, que el proyecto no se paró y siguió adelante, a pesar de que el mundo estaba encerrado.  Y con esa tranquilidad que da el campo y el canto de las aves, todo fue tomando forma. Incluso, en esos días largos, después de esas jornadas en las que los vecinos se turnaban el cuidado del cultivo, Osvaldo sacaba un tiempo para componer más versos.

Muchos de mí se han burlado
Porque hago poemas y cantos
Por ser un loco soñador.

Porque vivo enamorado
Del verde de mis montañas
Y de la gente de mi región…

Entre verso y verso fue creciendo esa pasión por recuperar el verde de sus montañas.  En el 2020 ya había una superproducción que no cabía en ninguna casa.  A pesar de que estaban felices por el resultado, no sabían qué hacer con tanto ñame.  Las madres empezaron a preparar dulces, algunos se dieron a la tarea de inventar nuevas recetas y otros, llegaron casi al desespero, por falta de oportunidades para su comercialización.

Pero como suele ocurrir, las crisis al final motivan el ingenio.  En una de esas tardes de sopor, llegó la idea de fabricar un producto similar al de las papas fritas de paquete. De nuevo, como lo venía haciendo de años atrás, Osvaldo tomo el liderazgo y reunió a la gente para que encontraran la mejor manera de presentar el fruto de su trabajo.  Así nació Ñamichips, una alianza de dos comunidades locales de Montes de María, la Asociación de Mujeres Unidas de San Isidro y la Asociación Integral de Campesinos de la Vereda Hayita y Vecina, para promover el desarrollo sostenible de la región y la conservación del bosque seco tropical.  Hoy es un emprendimiento que se abre paso en el mercado local y nacional.

Caminar, escuchar y conciliar

Pero es que Osvaldo ha sido un soñador de tiempo completo.  Desde su juventud le viene apostando a la paz.  Su pasión por su territorio ha trascendido y sobrepasado las amenazas y la intimidación. Dice con cierto humor que le ha metido un gol al conflicto

Por mucho tiempo estuve entrenando a muchachos para que jugaran fútbol y no cayeran en las manos de la guerra. Obtuvimos más de veinte trofeos en esos años. Sin embargo, los diferentes actores armados, constantemente bajaban a la canchita donde jugábamos.  Ellos trataban de convencer con mentiras a los muchachos para que formaran parte de sus filas.   Yo siempre les decía que la cosa no era por ahí.  Eso no gustó y me volví incómodo. Por eso he tenido que salir varias veces y dejar todo tirado, pero siempre regreso. Yo creo que ya entendieron que lo mío es la paz”, cuenta con cierta modestia.

A pesar de que su paso por la escuela fue breve, sus palabras han quedado plasmadas en escritos que guardan la memoria de su tierra.  Sus poemas y canciones son como bosques que se entrelazan para narrar la historia de una región llena de contrastes. Tal vez por eso, durante muchos años ha ayudado a resolver las disputas que antes solventaban las armas, actuando como conciliador en equidad. Su lema es “Caminar, escuchar y conciliar”.

Hoy es un líder que le compone a la vida, que tiene la capacidad de comprender y compartir los sentimientos y las experiencias de los demás, y que confía en que un día la paz deje de ser solo una palabra.  Su llamado permanente es que “A pesar de las heridas y cicatrices que deja el conflicto, hay que confiar para avanzar y mostrar a las nuevas generaciones que el camino no son las armas, sino el diálogo para reconstruir un mejor presente y labrarse un mejor futuro”.

#SúmateAlaReconciliación Una campaña del Programa Restaurando Nuestro Futuro de USAID, implementado por OIM en alianza con ACDI/VOCA.

SDG 16 - PAZ, JUSTICIA E INSTITUCIONES SÓLIDAS
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES
SDG 17 - ALIANZA PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS