Miguel y Darcy nacieron en Venezuela y crecieron en el estado de Zulia. Desde muy jóvenes, la pasión por el periodismo llegó a sus vidas haciendo que, sin darse cuenta, el destino juntara sus caminos años más tarde en Colombia. Ambos llegaron en el año 2016 para encontrar mejores oportunidades de vida. Él, periodista de profesión con más de veinte años de experiencia y ella, docente universitaria apasionada por el trabajo comunitario, creen fervientemente que la información, más allá de ser un derecho primordial para todas las personas, es una herramienta esencial para construir tejido social.  

“En la medida en que la migración de compatriotas venezolanos fue creciendo, era más evidente que en lo cultural nos parecíamos a los colombianos... Gracias a la participación en varios espacios nos dimos cuenta de que la comunidad venezolana tiene muchos vacíos y que hay muchas oportunidades y la gente no accede porque no les llega la información… así fue cómo empezó a crearse nuestra organización”, explica Miguel sobre la creación de Rostro Caribe, una corporación que la pareja creó y que ya cuenta con tres años de trayectoria.

La primera acción de la organización fue una exposición fotográfica sobre rostros ciudadanos que realizaron con estudiantes universitarios, luego crearon las redes sociales para la iniciativa que poco a poco fue tomando la forma de un portal de noticias y de actividades culturales para acercar a colombianos y venezolanos. Sin embargo, debido a las medidas de contra el Covid-19, la corporación vio afectado su crecimiento, a pesar del conocimiento que Darcy y Miguel tenían sobre plataformas digitales.  

“A partir de ese momento, y con la reactivación posterior a pandemia, pudimos ser parte del programa de emprendimiento realizado por la OIM y USAID, gracias a ello tuvimos acompañamiento para el fortalecimiento de nuestra organización y así logramos registrar nuestra compañía en 2021 como empresa sin ánimo de lucro, generando lo que nosotros sabemos hacer a nivel de comunicación”, explica Darcy sobre su participación en las iniciativas de integración comunitaria realizadas por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Barranquilla, en las que, gracias al apoyo de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional – USAID  y del socio implementador Acción Contra el Hambre, 269 refugiados y migrantes venezolanos participaron en talleres de fortalecimiento empresarial y cursos de formación para el trabajo.  

Fue así como, gracias a la persistencia de la pareja y a las oportunidades de inclusión y fortalecimiento que se les presentaron en el camino, Rostro Caribe se consolidó no solo como un medio de comunicaciones local y comunitario, sino también como una empresa de productos y servicios audiovisuales, periodísticos y académicos al servicio de la comunidad. “Ahora tenemos un noticiero que sale todas las semanas, en el que resaltamos las noticias positivas o que representan una oportunidad de crecimiento para la ciudadanía. Hemos ganado varias convocatorias a nivel nacional e internacional, con las que hemos podido implementar en Colombia una iniciativa llamada Red de Comunicadores Comunitarios – REDCOM que implementamos en el municipio de Soledad, Atlántico. Incluso, gracias a la participación en los proyectos de OIM, ahora nuestro Taller de Narrativas Migratorias para Periodistas es un caso de éxito que ha sido replicado como buena práctica”, explica Darcy sobre el alcance de las actividades realizadas.

La posibilidad de que la población refugiada y migrante participe activamente en sus comunidades de acogida a través de iniciativas productivas, sociales o culturales, fortalece los procesos de integración comunitaria. Es por este motivo que la OIM promueve acciones que generan cohesión social, buscan prevenir la xenofobia y avanzar hacia la inclusión socioeconómica, así como el aumento de capacidades de los gobiernos locales para responder a las necesidades y desafíos de los migrantes. En el caso de Rostro Caribe, las acciones realizadas estuvieron enfocadas en actividades participativas con líderes sociales, así como la identificación y acompañamiento de los emprendimientos presentes en los territorios de acción.

“Luego de un año de haber participado en el primer taller con la OIM, seguimos manteniendo el contacto con la red de personas y organizaciones que conocimos. Actualmente, somos proveedores de una de las organizaciones que hacen parte de Ciudades Incluyentes, Comunidades Solidarias. Gracias a ustedes hemos aprendido que acá hay 97 mil venezolanos, pero estamos dispersos, que lo importante es tejer comunidad para poder crecer. Nosotros aportamos a ese tejido con la información y la forma en que comunicamos, porque desde allí empezamos a acercarnos”, puntualiza Miguel. 

Sobre el futuro de Rostro Caribe, sus dos líderes explican que ya tienen un plan trazado: seguir en la labor de mostrar el encuentro cultural y social entre venezolanos y colombianos; para ellos, este es el camino necesario para aportar a una correcta integración. “La comunicación comunitaria es una apuesta para crear tejido social, y esa es la labor por la que seguiremos trabajando”, dice Darcy.