Se mueve con las manos sobre su silla de ruedas, con la habilidad de un titán que sabe que sus piernas son una herramienta, pero sus brazos su motor. Su sonrisa acompaña cada frase y su mirada se pierde en los ojos de los ciudadanos caleños, a quienes mira fijamente para informarlos sobre las rutas del sistema de transporte MIO, de la importancia de hacer la fila ordenadamente y de paso, los aconseja sobre el poder de la lectura.

Julián Santa, es uno de los gestores de Paz y Cultura Ciudadana, que ha encontrado en esta estrategia de la Alcaldía de Santiago de Cali apoyada por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Organización Internacional para las Migraciones (Usaid), un nuevo comienzo. Su vida cambió unos años atrás, cuando las travesías por las calles de su barrio lo ubicaron en un contexto que, como él mismo narra, era de violencia y drogas.

“Resulta que cuando uno nace en un barrio peligroso, uno crece en un mundo de delincuencia y de drogas; y cuando uno está a la edad de 12, 14 años, que es cuando empieza la juventud, uno quiere hacerse con los amigos en las esquinas, ponchados, hacerse amigas mujeres. Entonces ahí llega el consumidor de drogas, de alcohol, y al principio uno no nota nada...pero luego por sentirse en ambiente, que lo acepten, uno cae”.

Fue así como su vida cambió durante su adolescencia, y hoy a sus 27 años se pregunta “¿Qué estaba pesando cuando hacía esto? ¿Qué estaba pesando cuando consumía esto?”. En ese entonces estar ‘ponchado’ era un ideal de vida, tema que hoy descarta por completo. Julián fue testigo de cómo una frontera invisible, esas de las que vuelven a los jóvenes vulnerables al negocio del microtráfico y las pandillas, le arrebató el privilegio de caminar.

Cuenta este joven amante de la música, de pasear, pero sobre todo de dibujar y pintar, que “en los barrios uno siempre se gana enemigos, tanto por líneas de drogas como por mujeres… una vez estábamos en la esquina con mi hermano y llegaron en una moto y me preguntaron que, si yo tenía vicio, yo les dije -no parcero aquí no vendemos-. Entonces el man de atrás de la moto, saca un arma y me apunta, yo trato de quitarle el arma, no sé por qué, pero fue mi reacción, y me pega cuatro tiros. Lastimosamente me deja en silla de ruedas y me toca irme del barrio por problemas de seguridad”.

Pero muy por el contrario llegar a creer que su vida había terminado, sus ganas de salir adelante lo han puesto a encabezar las listas de jóvenes que deciden apoyar a otros para que salgan de los círculos de violencia. Él va en su silla, que parece un carro motorizado, recorriendo la ciudad para cambiar conciencias y generar cultura ciudadana. Con su chaleco, canguro y gorra puestos, que lo identifican como gestor de Paz y Cultura Ciudadana, aborda a los transeúntes para hablarles de buen comportamiento, y como un ‘civil’ - conocedor de la vida en las pandillas- se acerca a otros jóvenes para hablarles de esta iniciativa de la Secretaría de Paz y Cultura de la Alcaldía de Cali, con el objetivo de que su futuro sea diferente.

Y es que Julián, es un referente de transformación. Cuenta emocionado que él ya piensa diferente, ¡Se expresa diferente! Su lección de vida le ha permitido tener una nueva relación basada en el respeto con su familia, valor que transmite a todos los que se le cruzan por el camino. “…si todo lo trabajamos con cultura, con paciencia, con respeto, todo va a cambiar en este mundo, todo va a ser diferente. Eso es lo que estamos tratando con este Programa, e intentar que los caleños aprendan sobre la tolerancia, a ser más respetuosos, a tener más cultura ciudadana hacia las personas y hacia el medio ambiente”.

Esta nueva filosofía de vida, que él mismo lleva a diario con voluntad y convicción, la complementa con sus acciones en BiblioMIO, una de las estrategias pedagógicas del Sistema de Transporte Masivo de la ciudad que acompañan los Gestores de Paz y Cultura Ciudadana. Estaciones claves como Unidad Deportiva, Andrés Sanín y Paso del Comercio, permiten que la gente pueda esperar la ruta mientras sellan su compromiso con Cali a través de libros que promueven la lectura e invitan a aprovechar el tiempo mientras llega el articulado que los llevará a su destino.

“Me siento 100% orgulloso de ser un Gestor, porque anteriormente yo era un joven que vivía en un ambiente de violencia, drogas, entonces resulta que uno aprende malas palabras, cree que en todos lados hay enemigos, quiere la plata fácil. Pero resulta que cuando uno ve la vida en otro ambiente, más sociable, más sano, todo cambia”.

Julián, hoy es un súper héroe con gorra y chaleco de gestor que promueve la movilidad desde su silla de ruedas, la educación a través de BiblioMIO y brinda mensajes de paz y cultura ciudadana con acento valluno, que busca transformar comportamientos en los habitantes de la capital del Valle del Cauca. Este hombre, robusto y que hoy más que siempre ama, valora y respeta a sus padres, es ejemplo de resiliencia porque, aunque una bala le haya arrebatado la movilidad y otra, la vida de su hermano, se levanta cada día para seguir anclando a su vida las lecciones del pasado y de esta forma seguir potenciando su mañana, siempre convencido de que “las acciones de paz llaman la paz”.