Hoy, 18 de diciembre de 2020, conmemoramos el día del migrante, en medio de la pandemia por COVID-19. A pesar de los desafíos que ha conllevado esta situación, queremos destacar tres historias de valentía, determinación y empoderamiento de nacionales venezolanos que quieren contribuir a la construcción de comunidades más incluyentes.

Mujeres valientes

Deilin Salazar y Rosaria Piermattei son dos mujeres nacionales venezolanas unidas por un mismo propósito: rehacer sus vidas en Colombia y darle a sus hijas un futuro lleno de oportunidades. Desde el Centro de Atención Transitorio al Migrante (CATM) de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Villa del Rosario, Norte de Santander, nos compartieron sus historias y su firme determinación por salir adelante.   

Deilin, su esposo y sus hijas pasaron “unos días de campo” viviendo en la ribera de un río en la frontera entre Venezuela y Colombia. Así se lo explicó Deilin a las niñas para restarle crudeza a esta situación. Hace un año llegaron a Cúcuta buscando mejor suerte y al poco tiempo encontraron opciones de vida en la venta callejera de bebidas. Sin embargo, la pandemia por el COVID-19 derrumbó lo que habían logrado.

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La Profe Vivian y su liderazgo comunitario

Vivian Velazco es una caraqueña graduada en Educación Pre-escolar, que actualmente se desempeña como lideresa comunitaria en La Fortaleza, un asentamiento no formalizado ubicado en la periferia del casco urbano de Cúcuta, Norte de Santander, donde llegan refugiados y migrantes provenientes de Venezuela.

Con el ánimo de aportar a su comunidad de acogida, Vivian se acercó al comedor comunitario de La Fortaleza a cargo de la Arquediócesis de Cúcuta, a ofrecerse como voluntaria para enseñar a leer, a niños de entre cuatro y siete años. Ahí tuvo la oportunidad no solo de servir a través de su profesión como docente pre-escolar, sino también de darse a conocer entre los habitantes del asentamiento. “Yo terminé el proyecto con las monjitas y todavía todo el mundo en la comunidad me llama ‘Profe Vivian’”, relata entre risas.

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Jarvis y la generación que ayuda a crecer a otros con el arte

Unas cuarenta personas han pasado por la casa de Jarvis Sánchez desde hace dos años, cuando llegó de Venezuela para instalarse en la Comuna 8 de Medellín.  Son muchos los compatriotas que ha visto en busca de un nuevo destino, pero muchos más los que ha apoyado con su talento artístico y sus ganas. 

A sus 31 años, es presidente y representante legal de la Corporación Generación Pjota (Pazaporte de Jóvenes con Talento) como decidió nombrar la agrupación cultural con la que ayuda a que otros jóvenes nacionales venezolanos y de la comunidad de acogida, desarrollen habilidades artísticas.  “Creamos eventos, obras de teatro, títeres, hacemos recreación… y apoyamos con voluntariado para ayudas sociales”, dice este abogado y comunicador que habla de corrido, adelantándose a las curiosidades de su interlocutor. 

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SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES