Con 77 años, Esteban Cuesta Mayo es un referente de las luchas del pueblo afro y de las víctimas del conflicto armado en el Urabá antioqueño.

Desde diferentes instancias, este líder chocoano representa la esperanza para que la paz llegue a Mutatá, pues según él “la violencia solo genera más violencia”.

Esteban Cuesta Mayo

Dice que le bastan un par de lecturas para aprenderse una ley, y que en lo que más invierte su tiempo es en leer y escribir. Esteban Cuesta Mayo es considerado en su natal Mutatá, Antioquia, una biblia que ayuda a las víctimas a responder cualquier pregunta que tengan sobre sus derechos o sobre los de los pueblos afrodescendientes. 

Su liderazgo surgió en su adolescencia en Pavarandocito, el corregimiento donde nació Mutatá, que fue fundado por un grupo de familias provenientes del Chocó, atraídas por el comercio de la tagua y del oro, que sacaban del Río Sucio a través de la técnica del barequeo. Con 15 años se dio cuenta de que su familia constituía el 35 por ciento de los habitantes de este poblado, así que promovió la creación de la Asociación de la Familia Mayo.

Pero Esteban no solo experimentó el liderazgo en sus primeros años de vida, sino también la violencia. Cuando era un niño, Pavarandocito fue totalmente quemado en medio de la guerra que vivía el país entre conservadores y liberales, así que desde esos años sabe qué es ser desplazado en Colombia, uno de los países con mayor población víctima del mundo.

Esto obligó a su familia a migrar en búsqueda de seguridad y de un lugar donde ganarse la vida. Estuvieron un tiempo en Carmen del Darién (Curbaradó en ese entonces) y otro en Riosucio, en Chocó; también vivieron en Cartagena y en Mahates, en Bolívar; después pasaron por Necoclí, en Antioquia, hasta que pudieron regresar de nuevo a Mutatá.

De liderar la organización familiar, Esteban pasó a encabezar las Juntas de Acción Comunal que empezaban a fundarse en el municipio, y luego a ser concejal por tres períodos continuos. Pero su lucha en contra de la apropiación de tierras lo convirtió en objetivo militar de los grupos armados. En 1988 tuvo que irse a Medellín, donde duró casi 13 años.

El camino de la paz

Después de su paso por Medellín, Esteban volvió a Mutatá decidido a luchar por la paz en el Urabá. “Desde antes de cumplir los 5 años he visto la violencia y he aprendido que solo sirve para generar más violencia. Ese no es mi camino, yo le apuesto a la paz, a la reconciliación y la convivencia”, afirma.

Por esta razón, Esteban hoy no sólo coordina la Mesa de Víctimas y de Derechos Humanos del municipio, sino que también participa del Consejo Municipal de Paz, Reconciliación y Convivencia, del Comité Local de Justicia, del Comité de Justicia Transicional y de la Mesa Regional Humanitaria de Paz Total, entre otras instancias regionales.

Su inspiración es Nelson Mandela. “Él es uno de los negros más importantes que ha podido existir. Estuvo veintisiete años en la cárcel y salió a la presidencia de Sudáfrica. Y en lugar de tomar represalias en contra de sus enemigos, los invitó a gobernar con él”, dice.

Con esto en mente, Esteban se propuso aprender y luchar por los derechos de los pueblos afro: hizo parte del equipo que creó la política pública municipal afro de Mutatá y formó tres organizaciones: Afromutatá y los consejos comunitarios de Pavarandó y Pavarandocito, que están acreditados como víctimas ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y que están en proceso de ser reconocidos como sujetos de reparación colectiva por la Unidad para las Víctimas.

Todo este bagaje de Esteban hace que víctimas de otros municipios viajen a visitarlo, sólo para pedirle asesorías en sus procesos. Esto también lo ha llevado a representar a su pueblo en otras ciudades, como lo cuenta con orgullo: “Hace tres años hubo un encuentro en Santa Marta de jueces de restitución de tierras y yo fui seleccionado para dar una ponencia y representar en ese encuentro a todos los negros de Colombia”.

Sin embargo, Esteban dice que su logro más grande fue ganar una tutela que impulsó la ampliación, por diez años más, de la Ley de Víctimas: “Lo hicimos con los coordinadores de mesas de todo el país. Fue muy satisfactorio”, sostiene mientras sonríe.

A Esteban le ha empezado a molestar la espalda y dice que su vida ha estado en riesgo muchas veces por cuenta de su trabajo por la paz, por eso su familia le ha insistido que se retire. No obstante, no lo hace para no traicionar la confianza que las víctimas y los afros de Mutatá depositan en él. Dice que se debe al Urabá, donde la partera que lo trajo al mundo enterró su ombligo. “Tengo un amor muy grande y una obligación moral enorme por esta tierra”, afirma.

#SúmateAlaReconciliación Una campaña del Programa Restaurando Nuestro Futuro de USAID, implementado por OIM en alianza con ACDI/VOCA.

Esta historia fue publicada originalmente por El Colombiano: https://www.elcolombiano.com/antioquia/dia-de-las-victimas-nueve-de-abril-uraba-afro-LP24187905

 

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