En San José del Guaviare, capital del departamento del Guaviare, por muchos años se vivieron tiempos de violencia que marcaron la vida de sus pobladores. Sin embargo, hoy este territorio, en medio de los desafíos que representa la construcción de la paz, es un espacio que cada día intenta reconstruirse.

Desde hace cuatro años en Charras (Guaviare) se consolidó una comunidad donde conviven hombres y mujeres en proceso de reincorporación, campesinos, indígenas, refugiados y migrantes provenientes de Venezuela que unen esfuerzos con los Entes Territoriales de salud locales y nacionales para hacer realidad sus iniciativas y transformar el territorio.
En 2018, tras un proceso de diálogo con los líderes locales, el proyecto Salud para la Paz se instaló en el territorio y, de esta forma, la historia de esta comunidad empezó a transformarse. 

Salud para la Paz, una iniciativa ejecutada por el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), con el apoyo del Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para el Sostenimiento de la Paz (MPTF), y bajo el liderazgo técnico del Ministerio de Salud y Protección Social.

Con la presencia del proyecto Salud para la Paz los líderes empezaron a ver la salud de la comunidad como una nueva forma de servicio y una opción de vida. Algunos de ellos se formaron como auxiliares de enfermería y de farmacia. La salud se convirtió en una oportunidad para continuar con los procesos de integración social.

Dora Yonda, vocación de servicio a través de la salud

Una de estas lideresas es Dora Yonda, nacida en el municipio de El Castillo (Meta) hace 40 años. Ella se desempeña como auxiliar de enfermería en la comunidad de Marco Aurelio Buendía. A los 17 años se unió a las antiguas FARC-EP y allí aprendió sobre salud.

“A los tres o cuatro años de participar con las Farc, uno de los líderes me preguntó si me gustaba la enfermería. Yo le dije que sí porque conocía las necesidades de mis compañeros y sabía que podía ayudarles. De esa forma, tuve un curso de seis meses con un profesional que me enseñó todo lo que tiene que ver con los primeros auxilios”, recuerda Dora Yonda.

Tras la firma del Acuerdo de Paz, la dejación de las armas y la constitución de los Antiguos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación - AETCR, la comunidad inició una nueva vida con experiencias muy diferentes. Para Dora no fue la excepción. Cierto día, el líder de la comunidad le animó para que participara en un proceso de formación que brindaba la OIM, una oportunidad que ella no dejó pasar.

Con Salud para la Paz, esta mujer de origen indígena pudo fortalecer sus conocimientos y habilidades en salud. “Lo que debemos hacer es que la comunidad logre entender lo importante que es participar en los espacios donde se brinda conocimiento para prevenir enfermedades fatales. Una cosa son las situaciones que vivimos en medio del conflicto y otra muy distinta con la comunidad”, comenta Dora.

Su labor en el proyecto Salud para la Paz se destaca por los conocimientos que pudo adquirir en el campo de la salud, el interés que expresa por los procesos y su deseo de servir a la comunidad, en especial a los jóvenes. 

Dora es una mujer empoderada y con la confianza de tomar decisiones que atañen a la vida de su comunidad. La salud es su gran aliado para transformar territorios y comunidades.

Los desafíos que persisten

Para esta comunidad aún persisten los desafíos, por ejemplo, dar continuidad a la conformación de la red comunitaria en salud con participación de líderes de otras veredas, llevar educación en salud hacia los líderes que encabezan la red, transformar imaginarios sobre salud que tienen estas comunidades y fortalecer a las Unidades de Atención Integral en Salud Comunitarias (UAIC).

También está la urgencia de tener un contacto más cercano con profesionales de la salud para realizar acciones educativas, de intermediación, gestión y articulación, para que la salud no solo se vea como atención médica, sino con un proceso educativo desde donde se puede transformar a la comunidad.

La comunidad Marco Aurelio Buendía mira el futuro con optimismo, porque reconoce que la salud es un pilar fundamental para alcanzar la paz y el bienestar.

SDG 3 - SALUD Y BIENESTAR
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES