Con 22 años, Mar* migró de Venezuela a Colombia. Desde hace un mes, en sus brazos lleva a Val* de tres años, quien se sujeta con fuerza y mira los lugares que su madre ha dejado atrás con cada paso. Bogotá las recibió en un alojamiento, un espacio operado por OIM y Cruz Roja, que les brinda alimentación y asesoría en su tránsito a otras ciudades.

*Algunos nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de las protagonistas. 

Mar* sueña con que Val* pueda ingresar al sistema educativo colombiano.

Con 22 años, Mar* migró de Venezuela a Colombia. Desde hace un mes, en sus brazos lleva a Val*, su hija de tres años, quien se sujeta con fuerza y mira los lugares que su madre ha dejado atrás paso a paso. De “cola en cola” (frase asociada a pedir aventón) por Cúcuta y Bucaramanga hasta llegar a la Terminal de Transporte de Bogotá para emprender un nuevo capítulo en sus vidas.

“Salí de Venezuela con una maleta y la niña. Cuando tomé la decisión de migrar, mis familiares y amigos me pedían dejar a Val* porque el camino no sería fácil. Pero ¿cómo dejar a alguien que es tu vida? Por ella dejé todo lo que conocía…por ella quiero una nueva vida con la esperanza de un mejor futuro”, nos cuenta Mar* mientras sonríe con Val* sentada en sus piernas.

De la Terminal de Transporte de la capital colombiana, madre e hija fueron dirigidas un alojamiento temporal manejado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Cruz Roja. Allí, refugiados, migrantes y comunidad de acogida reciben alimentación, asesoría y tienen un lugar para descansar en medio de su tránsito a otras ciudades.

“En mi país alcancé a hacer varios cursos en belleza: uñas, cejas y cabello son las áreas en las que me especialicé. Dentro de mi mochila, empaqué un kit de arreglo personal, mi sueño es poderme emplear aquí con él. Quisiera durar mucho tiempo en Colombia, mientras me supero y saco adelante a Val*. Sé que aquí tendré un plan de vida”, agrega.

Mar* espera convertirse en una estilista profesional.

El alojamiento tiene una capacidad de 45 cupos, aproximadamente, prestando servicios a beneficiarios durante tres a cinco días. La mayoría de personas llegan a estos lugares referidos desde los Puntos de Referenciación y Orientación (PRO) de la OIM ubicados al occidente de Bogotá y en la Terminal de Transporte de Salitre.

“Este alojamiento es mi nueva vida en Colombia. Aquí me siento segura y con ánimo de que sí puedo lograr mis sueños. Val*, a su vez, quiere mostrarle todos los juguetes que le han dado a su abuela. Sé que regresaremos y ella podrá hacerlo”, cuenta Mar*, mientras ve a su hija sentada en el suelo dibujando y jugando. Su próximo destino está en Cundinamarca, un lugar que espera hacer suyo. A sus connacionales y a Val* les dedica unas últimas palabras, antes del llamado a almorzar que les recuerda que no están solas.

“¡Cónchale!... a mis compatriotas les digo que sigan adelante, que no se dejen achicopalar por los duros momentos de la vida. A mi hija: que siempre voy a estar con ella pase lo que pase”, concluye.

Los alojamientos temporales son espacios de protección en los que refugiados y migrantes acceden a asistencia humanitaria integral, incluyendo alimentación y artículos no alimentarios (NFI), durante un tiempo determinado. Estos lugares contribuyen a mejorar sus condiciones de vida al facilitar el suministro efectivo de asistencia. La ruta de este servicio de asistencia humanitaria se coordina con socios implementadores OIM y otros actores, como agencias ONU y gobiernos locales.

SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES
SDG 17 - ALIANZA PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS