Gladys* tiene 37 años y es de Venezuela, lugar en el que tuvo a sus seis hijos. Actualmente, está alojada en un espacio protector, que brinda alojamiento transitorio a caminantes provenientes de Venezuela.

Gladys y sus hijos llegaron a Bogotá hace 20 días.

Para Gladys, la esperanza de mejores oportunidades laborales y el sueño de que sus hijos estudiaran fue el motivo que la hizo dejar su país natal.

Inició su trayecto hacia Colombia acompañada por su hermana, su padre y sus hijos. Su primer destino fue Arauca, lugar en el que no pudieron establecerse como lo pensaron. “Allá teníamos un puestico de medias, pero no resultó. No vendíamos nada. Apenitas conseguíamos para la comida. Mi papá decidió regresarse con su esposa a Venezuela. Yo no sé si volvería, para atrás ni para coger impulso”, afirma.

Fue así como su travesía hacia Bogotá inició. Sin dinero, y empujados por la esperanza de cumplir sus sueños al salir de Venezuela, llegaron a la Terminal de Transportes de Bogotá. “Nos tocó dormir ese día en el terminal, y en la mañana buscamos ayuda ahí. Allí fue que nos ayudaron”, dice refiriéndose a los Puntos de Referenciación y Orientación (PRO) de la Organización Internacional

para las Migraciones (OIM), un espacio diseñado para que población migrante, refugiada y retornada reciba información precisa para acceder a servicios que salvaguarden su vida e integridad.

“A Bogotá llegamos hace más de 20 días y llevamos 16 en el alojamiento. Yo tengo muchos niños, y si no fuera por este espacio yo estaría en la calle pasando trabajo. Acá nos ha tocado vender caramelos, todavía no hemos podido tener una estabilidad por los niños. Pero acá nos han ayudado mucho, estas ayudas han sido una bendición muy grande. Son un alivio para volver a creer en los sueños”, dice mientras le sonríe a su hija menor.

El refugio al que Gladys se refiere es un espacio protector que hace parte del servicio de alojamientos temporales ofrecidos por la OIM con apoyo financiero de la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de los Estados Unidos (PRM). Estos espacios han sido dispuestos con el fin de apoyar a migrantes, refugiados y retornados en sus trayectos con servicios de asistencia humanitaria como hospedaje, alimentación, atención en salud y acompañamiento psicosocial. “Estando acá sueño con tener un puestico propio, que mis hijos estén estudiando, que cuenten con un sitio estable, que mi hija esté en un trabajo y estudiando. Que ellos tengan las cosas que necesitan”, comenta.

Poder brindar mejores oportunidades de estudio a sus hijos fue el principal motivo por el que Gladys migró a Colombia.

Este alojamiento opera bajo la dirección de los Misioneros de San Carlos Scalabrinianos y, por medidas de prevención del Covid -19, tiene espacio máximo para 50 personas, aproximadamente. Allí se suministran servicios, principalmente, a población migrante con vocación de permanencia, entre los que también se incluyen actividades de formación y capacitación, además de acciones de integración socioeconómica. La mayoría de las personas llegan a estos espacios referidas de los Puntos de Referenciación y Orientación de la OIM ubicados al occidente de Bogotá y principalmente en la Terminal de Transporte de Salitre.

*Algunos nombres y lugares han sido cambiados para proteger la identidad de los protagonistas.