Es medio día y acaba de finalizar un conversatorio en el que participan las autoridades del pueblo Yukpa, el cual está ubicado en el asentamiento La Pista, en plena Serranía del Perijá, departamento del Cesar. Allí, hombres, mujeres y niños, danzan y cantan por separado en homenaje a la cosecha. Entre ellos se encuentra Martín Mejía Ovalle, quien con 58 años lidera está comunidad indígena y se encarga de apoyar el desarrollo de la escuela y los cultivos colectivos. A continuación, nos cuenta sobre su rol como Cacique, su participación en el Programa IRACA y los retos ambientales de su pueblo.

“Vivo con la comunidad y estoy pendiente del trabajo comunitario, de la escuela y de los cultivos para sostener los hijos. Es un trabajo para siempre en la medida en que la comunidad no pida el cambio. Soy Cacique desde hace dos años y reemplacé al anterior porque estaba muy mayor, no podía caminar y ya no oía bien”, cuenta Martín al preguntarle sobre su rol como autoridad en la comunidad.

Con concentración en su mirada, Martín Mejía hace un resumen de sus responsabilidades con este asentamiento del pueblo Yukpa, el cual lo ha visto crecer y ahora forjarse como líder. “Como caciques debemos luchar por mantener la cultura, el baile de la cosecha, la flecha, la mochila, la lengua, la pipa, la medicina tradicional, nuestra educación, la manta, la cacería, la pesca, cuidar la naturaleza, el agua… porque eso nos lo dejó Dios”, agrega.

 

 

Al preguntarle un poco más sobre su participación en el Programa IRACA, este expresa que se siente muy contento por el acompañamiento brindado y con emoción cuenta: “Este proyecto nos ha permitido el mejoramiento en la vida de las familias. Nos dio los tanques para el agua y ahora cada hogar tiene agua para bañarse, para hacer el oficio en la casa y para la huerta si está cerquita. Otra cosa muy importante es el de las mulas para el transporte. Cuando había cosecha no tenía uno cómo sacar lo producido. Se podía poquito, pero al hombro. Ahora ya tenemos cómo hacerlo para llevar y traer.”

Respecta a la donación de las mulas para transporte Martín afirma que en su caso como Cacique ha sido una gran ayuda, pues cuando tenía reuniones en otro asentamiento debía irse caminando y tardaba entre tres y cuatro horas, por lo que debía salir a las 4:00 a.m. para llegar a tiempo.

 

 

La comunidad Yukpa también ha sido beneficiada con la creación de un quiosco, el cual les ha permitido a los resguardos Menkwe, Mishaya y La Pista reunirse en un lugar apropiado para el desarrollo de las actividades, toma de decisiones y/o reuniones.

El programa IRACA® de Prosperidad Social en alianza con el Programa Inclusión para la Paz (IPA) de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), implementado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha atendido a 9.500 hogares indígenas y afrocolombianos, en 22 municipios de nueve departamentos de Colombia. En el caso del pueblo Yukpa, tiene presencia en las zonas rurales de los municipios de La Paz y Agustín Codazzi (Cesar), en donde atiende a 279 familias de tres resguardos. En el caso de Codazzi está el resguardo Menkwe, Mishaya y La Pista, con asentamientos en tres puntos distantes uno del otro.

 

 

El Cacique de La Pista se refiere también a las necesidades estructurales de su pueblo. “La principal necesidad es el territorio, pues es pequeño y la población ha crecido. En el asentamiento La Pista, por ejemplo, hay 78 padres de familia y en el territorio hay 240 hectáreas y no todas son aptas para trabajar. La comunidad a veces no tiene donde trabajar para mantener a los hijos y tiene que salir a jornalear a otras partes”.

No obstante, con una sonrisa dice “a pesar de todos estos retos, aquí seguimos, porque es importante cuidar el territorio y seguir traspasando todo lo que sabemos de nuestros ancestros”.