Luz Marina Quiñonez es oriunda del municipio de Sotará, departamento del Cauca. El terreno donde ha construido su hogar y ha desarrollado trabajo social y comunitario, hace parte actualmente del proyecto de Formalización de la Propiedad Privada Rural que adelantamos junto con el Gobierno Nacional. 

A sus 61 años, Luz Marina cuenta que desde los 19 ha realizado labores de liderazgo social. Inició como madre comunitaria, con el apoyo y capacitación que le brindó el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar – ICBF, con lo que logró recaudar recursos para contribuir a su hogar, conformado por su esposo y sus 4 hijos. A temprana edad puso su capacidad de trabajo al servicio de la comunidad, contribuyendo con el desarrollo social y económico de su territorio.
 
Los últimos diez años de vida de Luz Marina y su familia han sucedido en Cajete, una vereda ubicada a 40 minutos de Popayán, donde ella y su familia quieren permanecer. Recientemente, el programa de Formalización de la Propiedad Privada Rural que lidera el Gobierno Nacional a través de la Agencia Nacional de Tierras y que es acompañado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), llegó a este centro poblado. La iniciativa tiene el propósito de otorgar seguridad jurídica a los predios de más de 1.000 familias, entre las cuales está la de Luz Marina  . Este acompañamiento puede significar para ella que se reconozca el título de propiedad del terreno donde vive, con el que su familia podrá acceder a beneficios como el mejoramiento de vivienda rural, préstamos bancarios, entre otros.

Panorámica de la vereda Cajete en el municipio de Popayán, Cauca.

Desde su llegada a Cajete, esta caucana se ha destacado por su labor de liderazgo entre sus vecinos, obteniendo grandes logros para el desarrollo de su vereda como son: acceso a alumbrado público y agua potable, mejoramiento de las vías de acceso, entre otros. Es por este motivo que, para ella y las más de 1.000 familias que esperan recibir su título, es una motivación el contar con la posibilidad de formalizar la tierra que por años han trabajado, sobre la cual han cimentado no solo sus casas, sino también sus metas y sus sueños para el futuro.

Luz Marina, con el amor por el campo que los años le han dado, resalta que quisiera que los jóvenes no abandonaran su tierra y se capacitaran para trabajarla. Por esa razón, ella y su esposo tuvieron claro que el estudio para sus hijos sería su mayor legado y con orgullo destaca la determinación que han tenido para culminarlos. La mayor de sus hijas -quien siembra café, plátano y yuca- es ejemplo de la entrega a la tierra, mientras que sus otras dos hijas culminaron la carrera de chef y de auxiliar de enfermería. 
Para esta lideresa rural no fue fácil lograr que su voz fuera escuchada y ha sido fiel testigo de la transformación que el rol de la mujer ha tenido desde que era una niña hasta estos tiempos.

Entre risas comenta –“anteriormente solo nos dedicábamos a cocinar y a criar hijos, ahora la mujer es participativa, emprendedora, en lo que es política, en lo comunitario…”, haciendo especial énfasis en la importancia de las mujeres en todas las esferas de la sociedad.

Entre las metas a nivel comunitario que Luz Marina se ha trazado hay tres que destacan: el tratamiento de aguas residuales, el polideportivo como fomento del deporte y del esparcimiento y continuar con el mejoramiento de las vías hasta lograr la pavimentación de todas las calles. Esto lo quiere lograr con el apoyo de las entidades municipales y departamentales. En una esfera personal, añora continuar preparándose para servir a su comunidad, con estudios en contabilidad. 

La posibilidad de que Luz Marina obtenga el título de propiedad sobre su predio es una esperanza que, para una mujer pujante y valiente como ella, abrirá la puerta que la lleve a alcanzar estos propósitos y así generar más oportunidades de desarrollo para su familia y su comunidad.

SDG 5 - IGUALDAD DE GÉNERO
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES
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