María viaja con su familia (sus tres hijos y su esposo, todos con el nombre de Jesús) con destino a Perú, haciendo tránsito por Colombia. Juntos pasaron por trochas pero también estuvieron en un hogar de acogida que les brindó todo lo que necesitaban para seguir su largo viaje. Esta es su historia. 

 

María, de la Biblia, es madre de uno; nuestra María es madre de tres Jesuses y emprendió el viaje con ellos ya nacidos. Transitaron de Venezuela a Perú y pasando por Colombia en su camino. El apoyo que recibieron de OIM les dio ánimo para continuar.

María, la de la Biblia, dio a luz a Jesús en un pesebre, tras una peregrinación difícil que los católicos recuerdan cada diciembre. La María de esta historia apenas empieza su periplo, y su Jesús, son en realidad cuatro: su esposo, Jesús Antonio Rosales y sus hijos Fabián de Jesús, de 15 años; Jesús José, de 11, y Ángel de Jesús, de 10.

María Angélica Pérez y su familia de Jesuses emprendieron un viaje desde los Teques, en el estado de Miranda (Venezuela) hacia Perú, donde buscan labrarse un mejor destino. Sin querer, sin esperarlo, encontraron en Colombia una suerte de pesebre en dónde descansar y reactivar su ilusión, antes de continuar el viaje.

Viajaron en bus hacia San Antonio (Venezuela) y cruzaron por trocha la frontera, con lo que se sumaron a los casi 500 mil venezolanos en condición migratoria irregular que, según Migración Colombia, se encontraban en este país durante el primer trimestre del año 2019. Quedaron embarrados y cansados, así que María, quiso bañarse y ver a sus hijos pulcros de nuevo. Preguntando dónde hacerlo encontró el Centro de Atención Transitoria al Migrante (CATM), en Villa del Rosario (Norte de Santander).

El lugar es implementado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con el apoyo financiero del Ministerio de Relaciones Exteriores, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Alcaldía de Villa del Rosario, la oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado de Estados Unidos, el Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia (CERF) y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

“Nos ofrecieron alojamiento y servicios para el viaje”, recuerda agradecida María Angélica, porque en el CATM sus hijos pudieron asearse. Y, además, durante los días en que permanecieron allí recuperaron su peso y recibieron atención médica.

María Angélica renovó su ilusión en Colombia para continuar su camino y labrar de nuevo un destino promisorio para ella y su familia.

 

Tuvieron techo, alimentos y atención en salud. Apenas llegaron, el mayor de sus hijos, Fabián de Jesús se enfermó, de modo que el reposo era más que necesario. Y no solo para él: “Yo he descansado la mente. Llegué súper agotada por la zozobra”, dijo María en conversación con la OIM durante su estancia en el CATM. Para poder viajar, vendieron el televisor y otros electrodomésticos. Debieron desprenderse de muchos afectos, pero también dejaban atrás unas cuantas angustias.

Durante su estadía en el CATM, María, su familia y cerca de 35 personas que también se alojaban allí, recibieron la visita de un grupo de músicos venezolanos residentes en Colombia. Además de interpretar gaitas venezolanas, un ritmo musical popular en el vecino país, traían consigo un mensaje de prevención contra la trata de personas. Esta actividad hizo parte de la campaña Tu Vida cambia, una iniciativa de la OIM con el apoyo financiero de la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado de Estados Unidos.

“Me pareció muy lindo, muy sentimental. Se alegra uno desde lo más profundo del corazón. Me vine en llanto, pues es triste recordar las condiciones en que salí de mi país y los mensajes que nos compartieron son muy importantes”, dice esta mirandina, luego de escuchar las tonadas; y en especial la que le da el nombre a la campaña de comunicación #TuVidaCambia, la cual es una adaptación de la letra de la famosa canción ‘Sentir Zuliano’.

La canción, interpretada por el grupo venezolano ‘Vos y Yo’, incluye mensajes para estar alerta y prevenir caer en redes de trata de personas. La iniciativa buscó también brindar información sobre qué es este delito y cuáles son sus modalidades.

Ahora, María tiene claro que lo que sigue en su camino puede ser duro, pero tiene mucha fe en que el futuro será bueno. “Voy con los pies puestos sobre  la tierra porque sé que mi esposo y yo tendremos que trabajar fuerte para que mis hijos sigan estudiando y hagan una carrera. Pero lo vamos a hacer”, dice llena de ese optimismo que reconoce como una de sus virtudes.

No lo perdió ni en los momentos duros que vivió antes de salir de su país y tras su paso por el CATM se siente aún más positiva. “Me siento activa, con ganas. ¿Cómo no tenerlas si desde que estamos aquí tengo la ayuda de la OIM y puedo llegar a mi destino?”, indicó días antes de tomar rumbo a Perú, donde alguien los esperaba con los brazos abiertos y el ánimo necesario para hacer que el futuro les sonría.

La respuesta en actividades de asistencia humanitaria para refugiados y migrantes de Venezuela, así como a colombianos retornados de ese país brindada por la OIM Colombia, se focaliza principalmente en seis componentes: asistencia en alojamiento humanitario, asistencia en transporte humanitario, entrega de artículos no alimentarios (NFI por sus siglas en inglés)  información y orientación al migrante, datos de seguimiento y monitoreo de flujos migratorios y acciones de prevención de trata de personas en la ruta migratoria.

 

María Angélica en una de las actividades realizadas por la OIM en el CATM de Cúcuta, para la prevención de trata de personas.