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Seis asociaciones de personas víctimas de la violencia, hacen empresa en el campo

Seis asociaciones de personas víctimas de la violencia, hacen empresa en el campo

La experiencia de seis asociaciones de personas víctimas de la violencia y el apoyo brindado por el Programa de Fortalecimiento Institucional a Víctimas de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), implementado por Organización Internacional para las Migraciones (OIM) -para avanzar en su estabilización económica- se recogen en Haciendo Campo. La iniciativa que cuenta con un  sitio web www.haciendocampo.co y una serie de seis podcast presentan al público general y a tomadores de decisiones, las experiencias y recomendaciones identificadas para la formulación e implementación de programas y políticas públicas de empleo rural con víctimas de la violencia.  

Basados en un modelo de laboratorio de aprendizaje y en el marco del proyecto “Insumos de política pública para la estabilización socio-económica y el empleo rural de población víctima” (desarrollado entre septiembre de 2018 y diciembre de 2020), seis asociaciones rurales fueron fortalecidas en los componentes organizativos y técnico-productivos, en la adecuación en infraestructura, la formación en gerencia de empresas rurales, la asesoría en el diseño de marca y en componentes de tecnologías de la información y la comunicación (TICs). Asociación San Francisco Cruz de Amarillo

El proceso de mejoramiento de las asociaciones se basó en un diagnóstico elaborado durante el proyecto y en el diseño de un plan de fortalecimiento y visión empresarial. El proyecto le apostó a la consolidación de las organizaciones priorizadas mediante el acceso a una mayor tecnificación, la diversificación de sus productos y servicios, el desarrollo de mejores procesos de comercialización para incidir en  una mayor competitividad empresarial de cada una de ellas. La intervención también incluyó un abordaje psicosocial y participativo de los participantes, con impacto en todos los niveles de vida de los asociados.

Haciendo Campo es el nombre con el que USAID y OIM buscan dar a conocer los resultados del proyecto piloto realizado en seis departamentos del país, con igual número de asociaciones rurales de víctimas de la violencia. Durante la implementación, la Asociación Rural de Platanicultores del Alto Sinú (Arpasinú, en Tierralta, Córdoba; la Asociación de Mujeres Emprendedoras de Santa Catalina (Asomesc) en Buenos Aires, Cauca; la Asociación de Productores de Queso (Asproquema), en Anorí, Antioquia; el Grupo Asociativo de Mujeres Emprendedoras de Roncesvalles (Grasmer) en Florencia, Caquetá; la Cooperativa de Productoras de Aceites del Chocó (Coproacho) en Quibdó, Chocó; y la Asociación Agropecuaria San Francisco Cruz de Amarillo, en Pasto, Nariño, demostraron que sí es posible hacer empresa en el campo.

 

Por ejemplo, Asproquema, una organización dedicada a la producción artesanal de queso de bloque, logró consolidarse no sólo a través de la estandarización de su producto, sino del incremento en un 60% las ventas de su almacén de insumos. Esta asociación le apostó a la diversificación de actividades comerciales, y hoy en día también ofrece servicios veterinarios para la ganadería, con el apoyo de sus asociados profesionales más jóvenes. Asimismo, durante el proyecto, pudieron acceder a un crédito de vehículo lo que les permitió comprar el local en donde funciona el almacén, que antes tenían bajo la modalidad de arriedo.

Con más de 1026 beneficiarios indirectos y 342 directos, de los cuales 198 son víctimas, esta iniciativa piloto permitió a USAID y OIM identificar lecciones aprendidas y recomendaciones para mejorar las intervenciones y de esta forma promover que cada vez más personas tengan la posibilidad de salir adelante desde sus territorios. El objetivo, en todos los casos, fue fortalecer a las asociaciones para que pudieran mejorar ingresos, ser sostenibles y generar más oportunidades para otros habitantes de su región.

Por su parte, las mujeres de Coproacho, en Chocó, quienes buscaron una alternativa de generación de ingresos en el saber ancestral de producción de aceite de Palma de Milpesos***, fortalecieron su emprendimiento mediante la mejora de infraestructura, la dotación del centro de producción, la estandarización y maximización de sus procesos de producción, la apertura de nuevos mercados en la industria cosmética y, la diversificación del proceso de producción con un piloto con mango y borojó.

La historia de cada asociación, los retos enfrentados, y las oportunidades y soluciones encontradas son relatadas por sus integrantes en la serie de seis podcasts (disponible en Spotify  y Apple Podcasts) a la que también se puede acceder a través del sitio web.

La presentación de “Haciendo Campo” se realizó el pasado 24 de febrero, durante el webinar “Empleo rural y reparación a víctimas en Colombia: experiencias y recomendaciones de política pública”, organizado por la Universidad de los Andes y el Programa de Fortalecimiento Institucional a Víctimas de USAID, implementado por la  OIM. Vea la transmisión completa acá

 

 

***La Palma de Milpesos (Jessenia bataua) pertenece a la familia de la Palmae-Arecaceae, se encuentra ubicada en la selva húmeda tropical, tiene una altura de entre 20 y 25 metros, crece en zonas húmedas de hasta 1.000 m.s.n.m, y da un fruto con altos contenidos de B-carateno (pro-vitamina A), Escualeno (pro-vitamina A), Escualeno (pro-vitamina D), Alfa-Tocoferol (pro-vitamina E).  En Colombia se encuentra en la región del Pacífico Colombiano en los departamentos del Chocó, Cauca, Valle del Cauca; y en el Amazonas, en Caquetá y Vichada.