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“Mi sueño es materializar el robot en el Chocó”

“Mi sueño es materializar el robot en el Chocó”

 

 

Las oportunidades que pueden abordar las niñas y mujeres en ámbitos como la ciencia y la tecnología impulsan el liderazgo colectivo, ayudan a cerrar brechas de desigualdades y rompen estereotipos y prejuicios arraigados en la médula social. La innovación en Colombia hoy en día cuenta con la energía, la inteligencia y la creatividad de mujeres étnicas, que desde muy pequeñas se interesan en buscar soluciones innovadoras para brindar oportunidades a sus territorios.

 

Una de esas jóvenes transformadoras ha crecido en medio de las selvas del Chocó, se trata de Katherin Serna Torres, una mujer afrocolombiana que busca aportar soluciones innovadoras ante los retos de la conservación del medio ambiente, la seguridad alimenticia y, sobre todo, la salud del pueblo chocoano. Es por esto, que en el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, desde el programa Inclusión para la Paz (IPA) de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), implementado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), destacamos su liderazgo, compromiso y pasión hacia el desarrollo de su región.

 

Hablamos con ella sobre sus orígenes, la relación de su territorio con la tecnología, su participación en la Escuela de Robótica del Chocó* y mucho más. Esto fue lo que nos contó.

Programa IPA: ¿Quién es Katherin Serna Torres?

 
Katherin Serna Torres (de aquí en adelante K.S.T.): Nací en Pereira, pero mi padre es del Chocó. Hace 10 años vivo en Bagadó, en ese departamento. Soy una joven de 15 años que está estudiando y quiere salir adelante, quiere superarse y por supuesto, ¡quiere cumplir sus sueños. Soy una mujer que está orgullosa de poder compartir su historia de vida.

 

 

Katherin Serna Torres
 
Programa IPA: ¿De dónde nace esta curiosidad por la robótica?  ¿Cómo ingresas a la Escuela de Robótica del Chocó?

 
K.S.T.: Todo empezó en una reunión en el colegio, la Institución Educativa Técnica Comercial Corazón de María, ubicada en el municipio de Bagadó. El profe Jimmy** y el rector de la institución nos avisaron que iban a visitarnos de una escuela de robótica. Yo confieso que fui una de las que pensó que iba a ser aburrido, pero luego de que entráramos en materia me gustó mucho, me atrajo. La robótica es innovación, y a mí me gusta todo lo que tiene que ver con eso. Meses después, y de forma virtual por la situación que vivimos en el último año, nos propusieron una actividad que consistía en superar unos retos tecnológicos, ahí profundicé más en el tema de la robótica y empezó todo este camino.

Programa IPA: ¿Cómo ves la relación entre el territorio, la tecnología y la robótica?

 
K.S.T.: Es una relación muy íntima. Para mí es genial. Por ejemplo, he identificado que, en Bagadó y en muchas partes del Chocó, la higiene es muy poca. Ahí entra la robótica. Si hacemos que las personas reduzcan la contaminación del medio ambiente, vamos a lograr que las personas dejen de contaminarse a ellas mismas. Esa es la relación entre las personas, el territorio y la robótica. Así es el caso de la medicina. Un día le hablé a un profe sobre la necesidad de construir un robot que pueda monitorear el paciente, así potenciamos el trabajo y reducimos el tiempo que tiene que gastar una persona pendiente de los cambios del paciente, y el robot enviaría la notificación al celular o a algún otro dispositivo de los responsables.  Ese es uno de mis sueños.

Programa IPA: Luego de contar en casa que ibas a estudiar robótica, ¿cómo fue ese primer día en la escuela? ¿cómo te sientes como mujer en una escuela de robótica?
K.S.T.: El primer día no es que haya sido el mejor. Estábamos armando un robot en grupo, todas éramos mujeres, pero yo soy del tipo de personas que me gusta mandar y hacer las cosas por mí misma. Y en medio del trabajo empecé a liderar el grupo, pero no funcionó. Yo me enojé y me fui. Le conté al profe que no iba a estar en ese grupo porque no hacían lo que yo quería. El profe se sentó conmigo y me explicó que trabajar en grupo no es malo. Al contrario, todos tienen su opinión y entre todos se construye. Al final, terminamos el proyecto, pero yo seguía enojada…

 
Y bueno… pasó el tiempo y aquí estoy. Al principio, como mujer me sentía un poco restringida, creía que no podía hacer lo que los hombres podían hacer. Después yo me fui incorporando más, fui cogiendo más confianza, exploré y me esforcé mucho, me di cuenta de que la mujer, por ser mujer, no tiene un lugar específico; que no tiene que estar en la cocina mientras los hombres aprenden y solucionan problemas importantes. La robótica es algo que hombres y mujeres pueden hacer por igual. La mujer tiene grandes capacidades, pero los estereotipos ocultan esas capacidades. Yo sé que todas podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos.

 

 
Foto cortesía Escuela de Robótica del Chocó
 
A este respecto, el profesor Jimmy menciona que “la participación de mujeres en ciencia y tecnología es un reto. Cuando uno se involucra es que entiende más a fondo la tarea titánica que tenemos de facilitar y promover espacios para que las niñas puedan participar de estos y aprovecharlos tal como lo haría un hombre. Uno puede evidenciar que no hay disparidades en la inteligencia entre hombres y mujeres, pero sí pudimos identificar un tema de confianza”.

 
Programa IPA: ¿De dónde viene la confianza que empezaste a tener?

K.S.T.: La confianza viene de mis compañeros, que empezaron a hacerme sentir parte del grupo; viene de mis profesores que insisten en el hecho de que el ser mujer no significa que no pueda hacer lo que los hombres hacen; y viene de mí misma, de mi carácter fuerte. Y debo decir que, a pesar de mi carácter fuerte, tengo inseguridades.

 

La escuela me ha ayudado a cambiar mi vida. Todo ha cambiado. Cada día que pasa, cambio. La Escuela cambió mi forma de ver el mundo. Cuando pensaba en algo, todo era muy superficial, lo básico como decimos acá. Ahora ya puedo expandirme, ir más lejos. Ahora pienso que, si en China lograron esto, yo, aquí en el Chocó, también puedo.
La Escuela de Robótica del Chocó me motivó a cambiar, a ser más ambiciosa. Si antes quería estudiar medicina para ganar la plata, hacer una casa y vivir bien, ahora pienso en la necesidad del sistema de salud en mi comunidad, porque es obsoleto. La escuela me enseñó que muchas veces evadimos o destruimos los obstáculos, pero no los afrontamos. Y en lugar de evadir o destruir, tenemos que aprender de él, que nos favorezca, que no nos dañe ni nos aleje del camino que queremos.

 

 
 

 

Programa IPA: ¿En el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia cuál es tu mensaje para otras mujeres y niñas que aspiran innovar desde la ciencia y la tecnología?

 

“A medida que la sociedad acepte e integre a la mujer, el potencial de estas se sumará en beneficio de todos. Y estamos desaprovechando el potencial de las mujeres. Mi sueño es materializar el robot en mí territorio. Mi sueño, y mi mensaje para las niñas y jóvenes del país, es que se esfuercen cada día, que crean que tienen el potencial y las ganas. Eso vale por mil. Que luche y se esfuerce porque pueden conquistar todo lo que se propongan. Solo deben luchar.” expresa con emoción Katherin.

 

*Escuela de Robótica del Chocó pertenece al Centro de Innovación del Pacífico y tiene como propósito formar capital humano y fortalecer conocimientos en áreas de incidencia en el desarrollo social y económico del pacífico colombiano (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas), aplicables a la solución de problemáticas de contexto local y global. Conoce más de esta escuela aquí.

 
** Jimmy García, mejor conocido como “el profe Jimmy” es el presidente de la Corporación Centro de Innovación del Pacífico, fundador y director de la Escuela de Robótica del Chocó. Es profesional en ingeniería de sistemas, miembro del Consejo Asesor de Protalento, reconocido como Afrocolombiano del año en el 2019.