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Los unos + los otros = nosotros

Los unos + los otros = nosotros

 

 

Con un corto animado de figuras en plastilina USAID y la OIM invitan a reflexionar sobre las actitudes xenófobas que ponen en riesgo los procesos de integración. Su autor, Edgar Álvarez, reconocido por el proyecto ‘Se lo explico con plastilina’, habla sobre cómo trabaja desde el arte, para contrarrestar el rechazo y el miedo a la diferencia con la empatía.

 

 

Son cangrejos: unos violetas, otros naranjas. Por lo demás, igualitos. Viven a uno y otro lado de un río y se llevan de maravilla. Pero un mal día, el río decide sacar a los unos de su lugar, y se ven ante la necesidad de encontrar un nuevo espacio donde están los otros. Y no son bien recibidos.

Comienza la historia de estigmatización a la que se ven enfrentados muchos de los que salen de su tierra: los desplazados, los refugiados y migrantes, los foráneos… Los “otros”, y que a veces son tratados con desconfianza, recelo y con miradas construidas desde el prejuicio, ante la limitación de reconocer al otro, para entenderlo.

 

 

De eso se trata el corto La Cangrejera, a través del cual el Programa de Estabilización Comunitaria de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), implementado por la OIM, quiere promover un mensaje de integración sin discriminaciones. En esa línea, se gestó la unión con el artista Edgar Álvarez, reconocido en redes sociales por su proyecto ‘Se lo explico con plastilina’, para transmitir con sus creaciones ese mensaje.

“El objetivo es contar cómo se crean las diferencias y los estigmas. Es también un llamado a la integración y a perder el miedo al que piensa distinto, al que es de otro color, o al que tiene otra nacionalidad”, señala el comunicador, que desde los 17 años está creando con plastilina mensajes de corte social, impulsado por el deseo de paz y de unidad.

Lejos de intenciones políticas, y de lenguaje formal o experto, este hombre se dedica a entender lo que pasa en Colombia y en el mundo, y a transmitirlo de una forma sencilla y con un propósito claro: crear empatía.

 

   

 

Por eso, se enorgullece cuando recibe un mensaje de alguien que le confiesa que con sus fotografías -en las que ubica a sus personajes de plastilina en ambientes reales-, textos o animaciones, ha logrado ponerse en los zapatos de los otros. “Eso es lo que busco”, señala convencido de la necesidad de abrir la mente y el corazón a realidades distintas para lograr una convivencia armoniosa.

Su taller es la materialización del sueño de muchos niños y niñas: plastilina de muchos colores y herramientas para crear. “Es un trabajo muy entretenido”, afirma, que muchas veces le ha hecho llorar ante las realidades que encuentra cuando decide adentrarse en un mundo nuevo.

Por eso también se encarga de darle otra mirada a la crudeza, encontrar esperanza en los sucesos cotidianos y buscar la manera de superar las diferencias.

Con esa misión dicta charlas y talleres en los que se enfoca en la importancia de valorar otras perspectivas para vencer los prejuicios. “Porque uno de nuestros grandes líos es la generalización”, que normalmente se da al descartar las oportunidades de conocer al otro, explica.

Esa filosofía es la que, de un modo que es al mismo tiempo directo y sutil, nos transmite La Cangrejera, que nos enseña que Los Unos + Los Otros = Nosotros.