Comunicado
Local

Los hombres también son víctimas de la trata de personas

Bogotá. No es necesario estar en condición de vulnerabilidad para ser víctima de la trata de personas. Este es el caso de Fernando*, un hombre de 29 años, profesional en administración de negocios, que estuvo a punto de entregar su destino a desconocidos. Lo salvó un golpe de suerte.

Fernando ha sido bailarín desde los 13 años, certificado como experto en folclore desde los 14, y voluntario en un grupo ecologista que realiza actividades para cuidar la flora y fauna de los humedales. Su mayor motivación era salir del país debido al estancamiento laboral que sentía, pues llevaba ocho años trabajando como operario técnico en Ibagué. Llegó a retirarse en una ocasión, pero pasado un tiempo debió retomar el mismo trabajo, por lo que su vida se había tornado monótona y rutinaria, fue así que cuando le prometieron trabajo y estabilidad en otro país, no lo dudó.

Su victimario tenía un carné que, supuestamente, lo acreditaba como trabajador de una entidad pública de Bogotá, lo que le dio a Fernando la confianza para descargar en sus palabras el peso de sus ilusiones, armar maleta y esperar que ese extraño tramitara el pasaporte y la visa para viajar, aunque el plan no fuera claro ni garantizado. Hoy, mirando hacia atrás, Fernando sabe que las emociones le ganaron a su razón cuando aceptó un trabajo desconocido.

Llegó el día para despedirse de su familia y viajar desde Ibagué hacia Bogotá. Fernando sintió confianza al ver que otras cinco personas viajarían con él. Una vez llegaron a la capital colombiana, el tratante los ubicó en una habitación de hotel y los dejó varios días a su suerte, sin dinero, comida ni documentos, con la promesa de que estaba tramitando los papeles para que todos pudieran emprender su viaje hacia el exterior.

Aprovechando la ausencia de la persona que los engañó, las cinco personas lograron escapar del lugar donde se hospedaban y de inmediato buscaron a las autoridades, quienes los remitieron a la Parroquia Beato Scalabrini, que trabaja en alianza con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en la implementación de la Estrategia Nacional de Atención a Víctimas de Trata de Personas, gracias al apoyo financiero de la Oficina de Población, Refugiados y Migración (PRM) del Departamento de Estado de Estados Unidos.

Fernando estuvo a punto de ser víctima de trata de personas, un delito que viola los derechos humanos y se comete cuando una persona capta a otra para ser explotada, generalmente, en otro lugar. Eso fue lo que hicieron con él, aunque por fortuna la explotación no llegó a materializarse.

Gracias a la atención recibida, Fernando y sus compañeros de grupo recibieron alojamiento, alimentación y apoyo psicosocial para superar la situación y emprender el camino de reconstrucción de su vida. Él ha tenido que empezar nuevamente a buscar un empleo que le permita recoger el dinero necesario para seguir con su sueño de viajar que, después de la experiencia, resurgió con más fuerza, pero también con más conciencia.

Fernando nunca ha perdido su conexión con la naturaleza ni con su espiritualidad, es por eso que logró resignificar la situación de trata que vivió como un aprendizaje en su proceso de desarrollo personal. Como la historia de este hombre, se han presentado miles en Colombia.

Los tratantes de personas hacen parte de redes organizadas que se ganan la confianza de las posibles víctimas con el único fin de explotarlas. Cualquier persona podría ser víctima si:

  • La ilusionan con falsas promesas de una vida mejor.
  • La obligan a ejercer actividades en contra de su voluntad, sometiéndola a algún tipo de explotación –laboral, sexual, entre otras- porque el fin es ganar dinero a través de las víctimas.
  • Le limitan la libertad de movimiento y/o la explotan bajo amenazas, violencia, desarraigo y/o pago de cuantiosas deudas.

*Nombre cambiado para proteger la identidad de la persona.

 

SDG 8 - TRABAJO DECENTE Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES