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En el Parque Nacional de la Uva excombatientes le pusieron sabor a la feria empresarial

En el Parque Nacional de la Uva excombatientes le pusieron sabor a la feria empresarial

Jéferson Daza habló con propiedad, a pesar de los nervios que tenía al coger el micrófono. Con voz gruesa y pausada les explicó a los empresarios el significado de la marca Panificando paz.Esta imagen nos representa bien porque incluimos una ficha de un rompecabezas. Queremos hacer parte de esta sociedad, después de dejar las armas. La diseñamos en grupo y buscamos dejar un mensaje de reconciliación”, comentó Jéferson, quien estuvo dos años y seis meses en un grupo armado.
 

Como él, 48 personas más en proceso de reintegración tuvieron una visita especial de empresarios en el Parque Nacional de la Uva de La Unión, Valle del Cauca, donde hace dos meses y medio se implementa un Modelo de Entorno Productivo (MEP), con profundización en frutas y verduras, mientras que en Toro se desarrolla en repostería y panadería. Estos espacios tienen el acompañamiento de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
 

La jornada se hizo con el objetivo de socializar los MEP y que los empresarios conocieran de cerca los productos que elaboraron los participantes, además de compartir sus experiencias en estos espacios que fortalecen tres dimensiones en la ruta de la reintegración: personal, educativo y productivo. “He vivido lejos de mi familia, pero lo hago para aprovechar las oportunidades que nos brindan las instituciones”, insistió Jéferson.
 

Los empresarios recorrieron cada uno de los stands que los excombatientes decoraron. Allí, como si se tratara de una feria gastronómica, degustaron jalea de borojó, frutas deshidratadas, mermelada de pimentón, compota de papa y banano, encurtidos, tortas, pandebonos y empanadas de cambray, entre otros productos que hicieron parte del menú. “Fue una experiencia maravillosa porque es una demostración más de que sí se puede lograr la paz. Estos espacios son necesarios para que los excombatientes tengan oportunidades laborales”, resaltó Yaneth Marín, gerente administrativa y financiera de Casa Grajales.

Juan Carlos Ospina, representante de Prolacteos, aplaudió estos procesos por el acompañamiento institucional para desarrollar emprendimientos. “Hay que motivarlos a que sigan adelante. Dieron el primer paso y no pueden parar porque es la única manera de salir adelante y contribuir al desarrollo de las comunidades”.

La feria fue un aprendizaje constante. Una clase de transformación de frutas y de ‘panificar la paz’, como lo reconocen los excombatientes. Ellos fueron los protagonistas por el sabor que le pusieron a la actividad y los conocimientos que replican en los entornos. “Es una luz que nos ilumina. Estos aprendizajes son valiosos para multiplicar en nuestras comunidades”, agradeció Saúl Arce, indígena embera katío.