Comunicado
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EDUCACIÓN FINANCIERA PARA PEQUEÑOS PRODUCTORES SOBREVIVIENTES DEL CONFLICTO

El Programa Hilando Vidas y Esperanza (WLH), de USAID, implementado por OIM, en alianza con Microempresas de Colombia, adelanta un proceso de educación financiera con más de 200 personas entre productores rurales, artesanos y micro emprendedores en zonas históricamente afectadas por la violencia.

En componente de empoderamiento económico del Programa Hilando Vidas y Esperanza (WLH) de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), implementado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en alianza con Microempresas de Colombia, adelanta un proceso de educación financiera a pequeños productores rurales, artesanos y micro emprendedores en zonas históricamente afectadas por la violencia. El proyecto ha beneficiado a más de 200 personas que reciben formación a través de herramientas digitales como WhatsApp y videollamadas en plataformas como Zoom y Google Meet.

Según datos del Informe Anual del Fondo Monetario Internacional en 2021, Latinoamérica es la segunda región más inequitativa del mundo. Las personas de bajos recursos que habitan zonas rurales enfrentan barreras en la inclusión financiera, reproduciendo ciclos de pobreza. Este es el caso de los sobrevivientes del conflicto armado en Colombia quienes viven en territorios rurales donde la conectividad, el acceso a servicios y a educación financiera, son posibilidades remotas.

Educación financiera

En este marco, USAID y OIM, en alianza con Microempresas de Colombia, priorizaron la implementación de un proyecto de educación financiera. El proyecto, que ha beneficiado a 200 personas, es desarrollado a través de capacitaciones a organizaciones de pequeños productores rurales, artesanos y micro emprendedores en siete municipios focalizados: El Bagre, Cáceres y Anorí, en Antioquia; San Jacinto, en Bolívar; Pradera, en Valle del Cauca; y Santander de Quilichao y Toribío, en Cauca.

Los participantes ya han visto las ventajas de lo aprendido y están aplicando los conocimientos a sus finanzas personales, emprendimientos y proyectos productivos. La señora Gladys, líder comunitaria de la Isla de la Dulzura, en Cáceres, relata: “…son cosas muy sencillas y muy básicas que nos habría servido conocer antes para hacer mejor uso del dinero. Ahora que las sabemos, seguramente nuestros proyectos se van a ver beneficiados”.

Para abordar el problema del acceso y costos de transporte, que es una de las barreras de estas personas para sus actividades financieras, la metodología híbrida del proyecto está soportada en plataformas digitales como WhatsApp, Zoom y Google Meets. De esta manera, los participantes pueden conectarse desde sus veredas y corregimientos, ver el material en su tiempo libre y hacer preguntas a los facilitadores. Además, un mentor de Microempresas de Colombia realiza acompañamiento presencial, y refuerzos de conocimientos y habilidades. El currículo, diseñado originalmente por el Programa de Finanzas Rurales de USAID, ha sido adaptado a cada contexto y dinámica de las comunidades focalizadas por WLH, por lo que los grupos de trabajo han recibido formación de acuerdo a modelos colaborativos entre pares y la información enviada por Whatsapp ha sido compilada en memorias USB para ver los módulos en computadores aportados por WLH.

Educación financiera

A la fecha, la mayoría de los participantes ya finalizaron los cinco módulos planteados en este proyecto. Los temas abordados incluían información sobre el ahorro, presupuestos y administración de deudas, servicios financieros de la banca, y servicios financieros digitales, formas en las que pueden acceder a éstos, y herramientas alternativas como los Grupos Locales de Ahorro o Fondos Rotatorios. En noviembre, las 290 personas que culminaron el curso, recibirán un diploma certificando estos conocimientos adquiridos. 

Según Samara Sánchez, de Microempresas de Colombia, a lo largo del proyecto se han visto redes de solidaridad entre los más de 200 participantes, quienes, en caso de tener problemas de conexión o dudas, se han reunido para complementar el aprendizaje, hacer tareas juntos o compartir el material.

La metodología del proyecto ha incorporado el enfoque diferencial e inclusivo de USAID y OIM, siendo accesible a personas de entre 14 y 60 años. Además, el 45% de las participantes han sido mujeres, y ha habido una participación activa de las comunidades indígenas y afrocolombianas priorizadas por el Programa WLH.

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