“Yo le hacía los dibujitos de los robots de mis tiempos a los niños. Eran los de Mazinger Z”. Así recuerda el pintor venezolano Gustavo París sus años de colegio en Maracaibo, Venezuela, cuando en cuarto grado un profesor descubrió su talento para el dibujo y les recomendó a sus padres potenciarlo.

 

Gustavo llegó a Bogotá proveniente de Venezuela en 2019, y actualmente es uno de los emprendedores preseleccionados por el Programa de Estabilización Comunitaria de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), implementado por la OIM, para acceder a la capitalización de su iniciativa en educación artística. Esta acción  viene siendo realizada con el apoyo de la institución universitaria Politécnico Grancolombiano.

 

“Yo primero vine a Bogotá a visitar a un hermano que vive acá hace diez años, y vine a mirar galerías [de arte], a hacer ciertos contactos, a ver cómo era el movimiento acá. Quedé enamorado de la ciudad. Me encantó”, dice el artista sobre el aspecto decisivo que lo impulsó a migrar con su esposa y sus tres hijos para buscar nuevas oportunidades.

 

París describe su obra como una mezcla de diferentes influencias que van desde el arte figurativo y realismo, hasta el surrealismo y arte fantástico. La inspiración de sus cuadros, por otra parte, la obtiene principalmente de elementos del universo y de las figuras angélicas antropomorfas.

 

“He inspirado mi obra de los últimos diez años en galaxias, en nebulosas, en una constante búsqueda casi científica de cómo entender todo lo que está aconteciendo, todo lo que están descubriendo, todo lo que la ciencia está develando en los últimos años”, señala el artista.

 

París fue  docente en dos instituciones de educación superior del estado de Zulia, cerca de la frontera con Colombia, y ha tenido la oportunidad de exponer sus obras en galerías de Estados Unidos. Ahora su meta es abrirse paso en el mercado colombiano, aunque considera que no ha sido fácil en medio del aislamiento preventivo por el COVID-19.

 

Gustavo, además de artista, también es baterista profesional y con sus dos pasiones quiere impulsar el emprendimiento con el que sueña: una academia de arte y música dirigida tanto a niños como jóvenes y adultos, que quieran explorar su talento tal y como él lo hizo décadas atrás en Venezuela.

 

Gustavo París, al igual que otros 253 emprendedores venezolanos que se encuentran en seis departamentos del país, reciben formación en temas empresariales y de formulación de sus planes de negocios.