Breyner Santiago López Díaz ha iniciado sus estudios en la ciudad de Bucaramanga. Su historia de vida es un reflejo de superación e inclusión de miles de niños, niñas y adolescentes nacionales venezolanos, retornados y pertenecientes a comunidades de acogida que sueñan con convertirse en grandes profesionales y crear un mejor porvenir.

Cada mañana muy temprano, Breyner Santiago despierta con el beso de su madre, Carolina Díaz, una mujer venezolana que llegó a la “Ciudad Bonita” hace más de nueve años en búsqueda de mejores condiciones de vida. Entre risas y juegos, levanta a su hijo de la cama, mientras calienta el agua para que Breyner inicie su jornada.

Carolina prepara a su hijo para asistir al colegio, arregla su uniforme y revisa que los cuadernos estén en la mochila. Su esposo, Fernando, prepara el desayuno: arepa amarilla de maíz pilao, huevos y una leche caliente. Es así como una vez finalizado el desayuno, y teniendo en cuenta la división de tareas en el hogar, Breyner y su papá se dirigen a la escuela mientras su madre inicia con las labores maratónicas del cuidado de la casa, así como preparar el almuerzo y disponerse a recoger a su hijo, una vez termine las actividades académicas.

Finalizando la jornada escolar, al volver a casa, Mamá y Breyner hacen tareas juntos y entre juegos y deberes, concluye la tarde que anuncia una noche de sueños tranquila y llena de aprendizaje y amor.

Con tan solo cuatro años, Breyner refleja en su rostro la inocencia y tranquilidad propia de su madre; una mujer que soñó con el nacimiento de su hijo, pese a los quebrantos de salud y las dificultades que padeció durante su estancia en Colombia. 

“Decidí migrar porque mi papá tuvo un problema de salud y la situación no era la mejor. Llegué a Colombia hace nueve años (…) Empecé trabajando en varios lugares, siempre con la ilusión de enviarle dinero a mi familia para conseguir sus medicamentos. Lamentablemente, me enfermé por un tema de salud en un riñón, pero nunca me cerraron las puertas para prestarme los servicios de salud”.

El deseo de superación fue el motor que incentivó a Carolina para llegar a Colombia y en la ciudad de Bucaramanga encontraría a sus amigos y familiares que esperaban por ella para brindarle una oportunidad. Sus primeros trabajos fueron en restaurantes y zonas de comida.

Carolina recuerda con nostalgia el envío de las primeras remesas para su papá, una acción que ratificó su deseo de estabilizarse en el país e iniciar su proceso de regularización migratoria. El tiempo pasó fugazmente y Carolina conoció a su pareja y padre de Breyner; un apoyo fundamental, ya que su estado de salud había sido una limitante, incluso un factor que pudo poner en peligro su embarazo. No obstante, Carolina obtuvo su Permiso de Protección Temporal (PPT) y gracias a este documento pudo recibir toda la atención medica que requería ella y su hijo.

“Yo sueño que mi hijo sea un excelente ser humano, donde él pueda sentir el cariño de sus papás (…) Breyner transmite mucho amor. Me gustaría que fuera abogado y que ayude a la gente”.

Breyner disfruta todas las tardes de su “Casa de juguetes”, un espacio de magia y diversión. Foto OIM/David Murcia

Actualmente, Breyner es estudiante de educación en primera infancia implementada en la ciudad de Bucaramanga. Según datos señalados por la Alcaldía de este municipio a través de la Secretaría de Educación, se estima que hay más de 8.400 niños, niñas y adolescentes migrantes estudiando en instituciones educativas, siendo la capital del departamento de Santander uno de los referentes en el país en materia de inclusión de nacionales venezolanos y  venezolanas al sistema educativo nacional.

Las actividades lúdicas, especialmente aquellas tareas relacionadas con colorear son las favoritas de Breyner Santiago. Foto: OIM/David Murcia

Historias de éxito como la de Breyner son posibles gracias al desarrollo de acciones que facilitan la obtención del PPT, el cual permite el goce de una trayectoria educativa completa, continua y de calidad por parte de niños, niñas y adolescentes migrantes y retornados a las instituciones educativas.

Más de 8.800 niños, niñas y adolescentes han participado en las jornadas de pre-registro, registro biométrico y entrega de documentación, contribuyendo a los procesos de integración social de la población migrante en las comunidades receptoras en la ciudad de Bucaramanga.    

Carolina sueña para su hijo un futuro próspero, donde él pueda ayudar a las demás personas, pero por ahora, solo quiere que sea un buen niño y tenga presente que sus papás siempre van a estar con él, especialmente en las tardes, donde su cuarto lleno de juguetes es su lugar favorito.

SDG 4 - EDUCACIÓN DE CALIDAD
SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES
SDG 17 - ALIANZA PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS