La pandemia de coronavirus casi logra desviar a Yaneth Cáceres del camino hacia su objetivo. Estaba participando en los talleres de emprendimiento para colombianos retornados del exterior ofrecidos a través del Convenio de Cooperación Internacional financiado por el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), implementado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)-. Iba cada lunes en la tarde a capacitarse para administrar un salón de belleza con el que llevaba soñando ya un tiempo, pero llegó el aislamiento obligatorio.

Para entonces, trabajaba haciendo manicure y pedicure a domicilio en Bucaramanga, Santander. Ella quedó sin trabajo y las clases pasaron a la virtualidad. “Vivo al día y tenía que decidir entre darles comida a mis hijas o pagar el Internet”, recuerda al señalar que estuvo a punto de abandonar su proceso de formación.

Fue su tutor, un asesor de la OIM dedicado a guiar a los retornados en su proceso, quien la animó a continuar echando mano de lo que había. Así, continuó sus trabajos de investigación, y escribía sus trabajos a mano, y el mismo profesor le ayudaba a pasar en limpio los ejercicios de contabilidad. “Fue un apoyo grande que valoro muchísimo”, señala ahora que ya tiene su salón de belleza abierto.

Durante 2020, Yaneth y otros 14 emprendedores de los sectores de belleza, alimentos y confecciones, entre otras industrias, estuvieron recibiendo formación en temas financieros, administrativos, de atención al cliente y de marketing digital, para poner a andar sus negocios y lograr estabilidad laboral y económica en su plan de retorno al país.

Ella estuvo viviendo en Venezuela durante 17 años, desde cuando las condiciones de violencia en el Colombia la obligaron a migrar para proteger su vida y la de su primera hija. Regresó al país hace dos años y medio, cuando sus condiciones socioeconómicas se hicieron insostenibles para ella y su familia –su esposo y dos hijas más–.

Durante su tiempo en el país hermano, aprendió el oficio de la belleza femenina y llegó a tener su propio salón, por eso la mejor opción para ella en Colombia es continuar con su emprendimiento. Ese conocimiento que ya tenía, y los clientes que había conseguido a su llegada, la apalancaron para acceder al programa de Retorno Productivo, en el que se evalúa, entre otros aspectos, que el beneficiario esté realmente comprometido con su proyecto productivo.

“Debes tener la disponibilidad, el compromiso para capacitarte y cumplir los requisitos previstos en el proceso de formación”, explica Yaneth después de haber superado todos los altibajos del proceso y haber recibido la dotación completa para su salón por parte del convenio de cooperación entre el MRE y el Programa CSA. Desde octubre pasado -y manteniendo todos los protocolos de bioseguridad- Yaneth está atendiendo al público en su propio espacio, en el que emplea a su hija mayor y a un joven venezolano. Su intención es expandir su negocio para dar más empleo y adquirir una moto con la que pueda seguir brindando el servicio a domicilio para los clientes que así lo prefieren.

Migrar una y otra vez también ha tenido costos emocionales y ha implicado sacrificios en la vida de Yaneth. Regresó a Colombia con su esposo, pero un año después decidieron separarse. Él, venezolano, prefirió volver a su país. “Ha sido un caminar complicado, pero hay algo en mí que no me deja doblegar”, dice orgullosa esta mujer que ha podido garantizar el bienestar de sus hijas. “Están estudiando y tienen salud”, señala contenta de saber que en dos años y medio ha pasado de tener “los brazos cruzados y las puertas cerradas” a contar con un negocio que alguna vez fue solo un sueño. “Y saber que promete…”.Yaneth contó con todos los elementos de dotación para abrir su propio salón de belleza.

Es consciente de que sola no lo hubiera logrado. “He recibido el apoyo de las organizaciones y de la gente que conoce mi trabajo. Con todos ellos estoy agradecida porque uno solo no puede y menos cuando se viven situaciones así, en las que se tiene que salir a la deriva, sin nada planeado. Ahora la bendición más grande es tener cómo trabajar”, asegura Yaneth.

El Convenio de Cooperación Internacional entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Programa CSA -de USAID, implementado por la OIM, tuvo como objetivo contribuir a la estabilización socioeconómica y productiva de población colombiana retornada en condición de vulnerabilidad, inscrita en el Ley 1565 de 2012 y a las comunidades de acogida donde estos retornados se encuentran para el desarrollo de sus proyectos productivos.

La iniciativa ofreció a la población migrante y/o retornada, oportunidades para su inserción laboral efectiva y oportunidades para la empleabilidad y emprendimiento.

 

 

SDG 10 - REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES