La Montañita, Caquetá. La vereda Agua Bonita II está ubicada en el municipio de La Montañita, Caquetá, a casi dos horas en carro desde Florencia, capital del departamento. Es una vereda pequeña, lejana y era poco conocida hasta que, en 2017, cerca de 200 mujeres y hombres excombatientes llegaron hasta allí para iniciar su proceso de reincorporación en el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (AETCR) Agua Bonita. Una de las mujeres era Sandra González, conocida como Betsy Ruíz.

Ella, huilense de pura cepa, de voz fuerte, carácter duro y amante de los gatos, supo desde un principio que el proceso no iba a ser fácil. Como la mayoría, tenía miedo, pero encontró en la lucha por la garantía de los derechos de las mujeres y en la prevención de violencia basada en género, que promueve a través del proyecto VIVAS: visibles, valientes, autónomas y seguras, un motivo por el cual trabajar en su territorio.

Lo anterior la llevó a vincularse al Comité de Mujer, Género y Diversidades y como promotora de VIVAS, iniciativa financiada por la Embajada de Suecia en Bogotá e implementado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), roles que ha asumido y cultivado con responsabilidad, paciencia y amor. Desde estos espacios contribuye y trabaja diariamente por prevenir la violencia basada en género y por posicionar en la agenda de su comunidad la necesidad de erradicar este tipo de violencias.

“Este trabajo lo realizo con mucha entrega. Es muy importante este proyecto en nuestro territorio, ya que los niveles de violencia son bastante altos”, asegura. Betsy se ha valido de todas sus capacidades para sacar adelante las iniciativas y acciones que se adelantan en VIVAS, que deben ser, según ella, procesos colectivos y no individuales: “nosotros lo que hacemos a diario es sensibilizar a la comunidad sobre cómo debe de ser esta convivencia, cómo se debe mediar el conflicto, que no es por medio de la violencia, y cómo podemos hacer que estos niños, niñas y adolescentes tengan un proceso de vida más desarrollado, más civilizado en torno a la convivencia comunitaria y la prevención de violencias”, concluye.

Su liderazgo le ha valido el reconocimiento tanto en Agua Bonita II, como en las veredas aledañas, y en la institucionalidad del Caquetá. Pero este es el resultado de un proceso de continuo aprendizaje y de pensar siempre en su comunidad. Betsy, a quien le encanta aprender, ha encontrado en VIVAS una oportunidad inigualable de crecimiento y de transformación para ella y su comunidad.

La principal transformación que nos ha dejado este proyecto en la vida de nosotros y de las comunidades es en la convivencia. Con esto, cada una de las personas se da cuenta que a través de diferentes actividades podemos aprender a corregir, que podemos hacer mejor las cosas y que hay mejores formas para poder solucionar las dificultades en nuestros entornos familiares y comunitarios. Este proyecto ha dejado un trabajo con hombres y mujeres en el territorio muy importante”, afirma

Cuando a Betsy le preguntan qué sueña para su territorio, la respuesta es clara. Para ella, este pequeño pedazo de tierra, donde se siembra piña y la temperatura no baja de 35°C, lo es todo. Por eso, quiere verlo tranquilo, en paz, y que se siga convirtiendo en un lugar que garantice las condiciones de vida para las comunidades, las personas en proceso de reincorporación, y donde la equidad de género sea una realidad. Aunque el proceso de tránsito a la vida civil está lleno de desafíos, mujeres como Betsy le siguen apostando desde todos los rincones a la paz, a la justicia social y a la construcción de un país libre de violencias para todas las mujeres y niñas.

SDG 5 - IGUALDAD DE GÉNERO
SDG 16 - PAZ, JUSTICIA E INSTITUCIONES SÓLIDAS