Vivian Velazco es una caraqueña graduada en Educación Pre-escolar, que actualmente se desempeña como lideresa comunitaria en La Fortaleza, un asentamiento no formalizado ubicado en la periferia del casco urbano de Cúcuta, Norte de Santander, donde llegan refugiados y migrantes provenientes de Venezuela.

Vivian llegó a Cúcuta a pasar las fiestas de fin de año de 2018 junto a su esposo, quien había migrado previamente, y decidió quedarse en Colombia, cuando la frontera con su país fue cerrada a principios del año siguiente.

“Para mí fue muy duro al principio, nunca había vendido antes en las calles. Yo estaba muy estable en Venezuela antes de que cambiara la situación”, afirma Vivian cuando habla sobre su primer oficio como vendedora ambulante de agua y golosinas, recién llegada a la capital de Norte de Santander. Actualmente, ella y su marido producen y venden empanadas, negocio con el que han logrado mejorar su estabilidad económica.

Con el ánimo de aportar a su comunidad de acogida, un día Velazco se acercó al comedor comunitario de La Fortaleza a cargo de la Arquediócesis de Cúcuta, a ofrecerse como voluntaria para enseñar a leer, a niños de entre cuatro y siete años. Ahí tuvo la oportunidad no solo de servir a través de su profesión como docente pre-escolar, sino también de darse a conocer entre los habitantes del asentamiento. “Yo terminé el proyecto con las monjitas y todavía todo el mundo en la comunidad me llama ‘Profe Vivian’”, relata entre risas.

Bajo el Programa de Estabilización Comunitaria de USAID implementado por OIM con el apoyo de Ayuda en Acción, y como resultado de su labor social en este asentamiento, en febrero de este año Vivian fue vinculada como enlace del proceso en La Fortaleza, con la tarea de liderar la identificación de problemáticas de su comunidad y velar por su bienestar. “Nosotros somos vigilantes que prestamos servicio a la comunidad. A mi casa vienen a pedirme ayuda en salud y otros temas, y yo los ayudo a buscar una solución”, afirma la lideresa.

Al igual que Vivian, 70 líderes de tres territorios del país están contribuyendo al desarrollo de sus comunidades a través del Programa de Estabilización Comunitaria, mediante el cual reciben capacitaciones en diversos temas para la formación ciudadana. Del mismo modo, refugiados y migrantes, así como comunidades de acogida trabajan en conjunto en el diseño de una iniciativa que mejore la calidad de vida de sus habitantes.

En cuanto a su futuro, Vivian se visualiza con su propia fundación sirviendo a los niños de La Fortaleza, el territorio donde ahora cumple sus sueños: “En Colombia me han dado oportunidades y estoy haciendo cosas que en Venezuela no habría podido hacer. Me estoy haciendo una mejor persona”, resalta.