-
Quiénes Somos
Quiénes somosLa Organización Internacional para las Migraciones (OIM) forma parte del Sistema de las Naciones Unidas y es la organización intergubernamental líder que promueve desde 1951 una migración humana y ordenada para beneficio de todos, con 175 Estados Miembros y presencia en más de 100 países. La OIM tiene presencia en Colombia desde 1956.
Sobre nosotros
Sobre nosotros
OIM Global
OIM Global
-
Nuestro Trabajo
Nuestro TrabajoComo organización intergubernamental líder que desde 1951 promueve la migración humana y ordenada, la OIM juega un rol clave en cuanto a apoyar el logro de la Agenda 2030 por medio de diferentes áreas de intervención que conectan a la asistencia humanitaria con el desarrollo sostenible. En Colombia, la OIM ofrece una respuesta integral a las necesidades humanitarias de los migrantes, los desplazados internos, los repatriados y las comunidades de acogida.
Prioridades transversales
Prioridades transversales
- Datos y Recursos
- Actúa
- 2030 Agenda
La construcción de paz requiere de indagaciones rigurosas sobre las razones que llevaron a la nación a tramitar sus desencuentros a través de las armas y los contextos que hicieron que la confrontación se sostuviera en el tiempo. Es por esto que, la memoria histórica juega un papel protagónico en la no repetición y en el marco del Día Internacional de la Convivencia en Paz, compartimos la historia de Alexandra Marín, una mujer que al contar su historia nos ayuda a entender la circularidad en la que se ha desarrollado el conflicto en Colombia.
En el municipio de Tuluá, región central del Valle del Cauca nació la menor y única hija en medio de un hogar de seis hombres, Alexa Rochi, como la llaman sus conocidos. En el año de 1999, cuando fue asesinado Jaime Garzón, las filas de las FARC crecían significativamente y los grupos Paramilitares se expandían por todo el país; este último grupo armado llegó a la puerta de la casa de Rochí. Tenía solo 9 años cuando la violencia los obligó a ella y a su familia a salir huyendo de su pueblo natal: “Nos tocó salir desplazados con lo que nos cupo en una estopa, como se dice acá, y nos fuimos hacia el Caguán en Caquetá” Afirma.
Cuando llegaron a este nuevo lugar, descubrieron que las FARC tenían el control del territorio y sin tener que comer ni donde vivir, su mamá buscó a un comandante guerrillero para exponerle la situación. Él les facilito una casa para instalarse y organizar la vida de nuevo y fue ahí cuando Alexa creó la idea de que las FARC eran personas que ayudaban a la gente y que podía confiar en ellos.
Tenía 15 años cuando un día su padre intentó abusar sexualmente de ella. Sabía que tenía que salir de casa para evitar que le hicieran daño, porque en una familia tan tradicional como la suya nadie iba a apoyarla, así que corrió a pedir refugio en ese grupo armado que ya una vez le había tendido la mano. Se fue a la guerrilla siendo aún menor de edad, sin tener plena conciencia que estaba entrando al doloroso juego de la guerra.
“Yo no quería ser prostituta, tampoco quería terminar en el mundo de las drogas. Era la única posibilidad que tenía y bueno, me fui a las FARC y creo que fue la forma de salvarme a mí misma. Me despedí de la familia y mi mamá murió un año después de haberme ido a las FARC. Encontré el lugar donde descansan sus restos hasta hace dos años”
Estuvo durante 11 años en la compañía móvil Isaías Carvajal, en el frente Yarí del bloque Oriental de las Farc, que operó por 10 departamentos del país, entre ellos Caquetá, Guaviare, Meta y Cundinamarca. Los recorrió con un fusil en una mano y con una cámara fotográfica en la otra.
“En el 2012 una compañera dejó una cámara encima de su equipo y yo fui y la cogí, pero era de esas cámaras que le decimos que prisioneras, que son todas compactas y chiquitas. Yo fui tomé una foto, pero yo no encontraba de dónde borrar la foto. Cuando ella ve la foto me llama y me pregunta si yo sé de cámaras. Yo le digo que no, pero entonces ella me dice que como la encendí, y le digo <<Camarada es una vaina universal, uno sabe cómo encender y apagar en cualquier idioma >> Desde ahí ella me comenzó a enseñar. Se sentaba con un cuaderno en medio de la selva y me mostraba los distintos planos”
A través de la fotografía fue haciendo un álbum de las memorias de su caminar en el monte, de su adolescencia y transformación a la adultez, de una vida entregada a vivir huyendo y también del cansancio que la llevó a firmar el acuerdo de paz en el 2016. Asegura que no ha sido fácil esta nueva apuesta de vida, pues siguen siendo muchos los retos de la implementación de la paz, pero no es el arrepentimiento una palabra que la defina. Todo lo contrario. Hoy cree en la reconciliación nacional más que nunca y en la necesidad de seguir buscando otras formas de resolver los conflictos:
La construcción de paz tiene que hacerse desde el diálogo, pero hay un tema complejo, y es que en Colombia nos han enseñado a odiar, pero no a perdonar ni a reconciliarnos. Ejemplo, se matan entre barras porque tú eres de Millonarios y yo del Santa Fe, y entonces Santa Fe ganó y nos vemos a la salida del estadio y nos vamos a puñaladas. ¡O sea, no! Es un tema del diálogo, que hay que ir construyendo no solamente desde el tema político y social, sino también desde las casas. Hay que desaprender la guerra y desaprender el odio. Ya no podemos solucionar todo a lo maldita sea
Alexandra participó en el primer encuentro de mujeres excombatientes de las FARC y el gobierno nacional, para presentar sus inquietudes y necesidades frente a las garantías de seguridad en los procesos de reincorporación. Con sus intervenciones en este espacio dejó saber que su compromiso con la paz es inamovible, que le habría gustado que la violencia no la obligara a ser víctima ni a entregarles tantos años a las armas, pero se alegra de poder tener un futuro en el que hoy puede reescribirse y seguir el rumbo que los disparos de su cámara le dictan.